
Vuelvo a sentir que me abandona el tiempo,
vuelvo a vivir la vida de un extraño,
quiero escuchar colores en el viento,
no dejaré que nada me haga daño.
Desde mi cinto arrancaré la espada,
la blandiré entre tantos enemigos.
No es la muerte el peor de los castigos
si llega a mí al final de la escapada.
Mas no me he de rendir bajo sus fauces,
robaré su guadaña ensangrentada,
hallaré el paraíso entre dos cauces.
La semilla de la vida enamorada
plantaré a la sombra de los sauces
para habitar esta tierra abandonada.