
Esculpiste el pasado, y me lo enviaste por correo,
me cabía en un dedo, un dedo acusador.
Me dijiste que era puro ingenio,
pero mi carácter y personalidad no son ingeniosos.
Me alegran las pequeñas cosas, cada vez más.
Debo estar quedándome medio muerto, medio tuerto,
o quizá ya se estén acabando la opulencia y el papel.
¡El papel!
Ya no quiero verte ni en un espejismo, ni en un espectáculo, ni en un espejo, ni el espacio que me pediste que te diera.
Ah, tú, siempre tan conformista.
Y ahora qué, has llegado al final de tus palabras en mi oído,
y sé que, hoy por hoy, dirijo mi vida.
No acepto probabilidades,
ni trucos de manos, no.
Tus cartas y caricias llegaron hasta donde pudieron.
Maniatada.
No cambio nada de lo que soy, tú lo sabes muy bien,
trato estos temas como una mujer, pero vivo en el reflejo de un hombre.
Siempre quisiste darle la vuelta a todo, pero me he adelantado.
Esto no es una venganza, es defender mi poesía.
Y por ella saco las uñas,
pero no me rasgo las vestiduras,
por ella me dejó el pellejo,
pero jamás me arrastro,
por ella vivo seguro,
fuerte...
Como una relación con alguien a quien no conoces -Se mantienen siempre las distancias-...
Objetivo, directo al grano.
Convencido de que el mundo está diseñado para modificar el pensamiento.