La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Arriero, buen amigo de las imperceptibles noches,
que traen consigo estrellas, ah, encarceladas,
por el humo y los gases, por enjambres de capas, y que, como las cebollas, emiten un olor desolado.
Arriero, tú traerás las cúspides del mar a este camino que, como tú y como yo, quién sabe dónde acabará.
Arriero, estira tus brazos imantados por la luz, tú y yo, compartiremos pan a la hora del hambre, sólo a esa hora, bienhallados, en cordilleras de calor,
cerquita de la chimenea abrupta y las piraustas.
Arriero, nos veremos en los anales de la huella, del hito en la historia, de las leyes naturales, que desalojaron antes el silencio, y ahora, la polvareda.
Caminaremos a la vez que las plagas azoten nuestros ijares.
Atraparemos los relámpagos, arriero mío, con días nebulosos, y andaremos firmes y con garbo, en busca de un regocijo.
Arriero, rumbo al norte.
Allí es donde yacen las brújulas enterradas, con honores, por su onda expansiva, por los hombres que, como tú y yo, arriero, oh, arriero, quisieron cambiarse de lugar, o de aspecto, o probar suerte, para averiguar si habían perdido el norte.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Me encantan los dos versos finales, el poema entero en realidad, pero esos dos versos, ese norte, ese lugar común para aquellos que quieren cambiar, empezar de nuevo, o simplemente desaparecer, me resulta sombriamente atractivo.
Me ha gustado mucho tu poema, Ricardo. Me produce buenas vibraciones, me gusta la soltura de tus versos y las muy logradas imágenes.
Felicidades.
Un fuerte abrazo, amigo.
"¿Dices
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
Gracias miles amigo Ramón y amigo Ferreiro,
por vuestras generosas palabras para este trabajo.
Me alegra muchísimo veros por aquí.
Abrazos y felicidad para ambos.
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Me ha gustado leer este poema, Ricardo, repleto de imágenes que brillan como estrellas y nos sumergen en la sensación de búsqueda.
Tu obra tiene valiosos destellos de belleza poética.
Un fuerte abrazo,
Juan Cruz
Arriero, buen amigo de las imperceptibles noches,
que traen consigo estrellas, ah, encarceladas,
por el humo y los gases, por enjambres de capas, y que, como las cebollas, emiten un olor desolado.
Arriero, tú traerás las cúspides del mar a este camino que, como tú y como yo, quién sabe dónde acabará.
Arriero, estira tus brazos imantados por la luz, tú y yo, compartiremos pan a la hora del hambre, sólo a esa hora, bienhallados, en cordilleras de calor,
cerquita de la chimenea abrupta y las piraustas.
Arriero, nos veremos en los anales de la huella, del hito en la historia, de las leyes naturales, que desalojaron antes el silencio, y ahora, la polvareda.
Caminaremos a la vez que las plagas azoten nuestros ijares.
Atraparemos los relámpagos, arriero mío, con días nebulosos, y andaremos firmes y con garbo, en busca de un regocijo.
Arriero, rumbo al norte.
Allí es donde yacen las brújulas enterradas, con honores, por su onda expansiva, por los hombres que, como tú y yo, arriero, oh, arriero, quisieron cambiarse de lugar, o de aspecto, o probar suerte, para averiguar si habían perdido el norte.
Me gusta mucho esta tarea de seguir en buena fe como arriero que ve la manera de cargar la mercancía necesaria para los pueblos. Trabajo honesto que en sí requiere de una buena disposición para congeniar con otros en el camino. Es un poema de gran simbolismo y no creo que sea un error tipográfico que el arriero y el Arriero se referiera tanto al amo -hombre como al animal-ayudante de carga. La bondad y compasión son la marca del hombre en la cúspide de su humanidad. Un placer, Ricardo.