Graciñas, meu. Votámoste de menos por estos lares.xaime oroza carballo escribió:Ai!, eses boleros que tolean aos avisados, boi meu.
Unha aperta
Unha aperta.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Graciñas, meu. Votámoste de menos por estos lares.xaime oroza carballo escribió:Ai!, eses boleros que tolean aos avisados, boi meu.
Unha aperta
Gracias, Alex, por tu paso y generosos comentarios.Àlex Gállego escribió: ↑Mié, 25 Abr 2018 17:01 Me ha gustado el poema. He sentido que además de mostrar un paisaje con imágenes muy acertadas, describía también cómo le hace sentir a uno ese paisaje. Me han gustado especialmente el inicio del poema y el pequeño interludio de la penúltima estrofa. Gracias por compartir el poema.
Saludos
Àlex
Gracias, Pilariña, por tan generosos comentarios.Pilar Morte escribió: ↑Mié, 25 Abr 2018 17:24 Precioso poema, Ferreiro, al que no le falta lirismo ni acertadas imágenes llenas de sensibilidad y sentimiento. Me gustó mucho.
Besos
Pilar
Gracias, amigo Ricardo, por tan generosos comentarios. Celebro que hayas disfrutado de estos versos.Ricardo López Castro. escribió: ↑Mié, 25 Abr 2018 17:38 Completo ejercicio de humanidad, humildad y belleza.
Mi enhorabuena!
Mis respetos, y saludos y bendiciones!
Gracias por compartirlo!
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Me alegra encontrar este esplendoroso poema, Ferreiro. Bella Cuba!J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Mar, 24 Abr 2018 17:04
Baracoa, al fondo la espectacular meseta del Yunque.
“Baracoa es un municipio cubano situado en la parte más oriental de la isla.
Allí estuve en septiembre de 1996”
La luz es polvo de plata entre las grietas de la jungla
–restos de estrellas que descienden
levemente.
Las lenguas de la tarde enredan la maleza,
esplendorosa,
como la miel encerrada en el ámbar.
–Es la confusión de cristales
que deja una explosión de agua.
Son sensaciones de tierra y sudor
dormidos en el torso laurel de los guajiros,
en su fuerza serena, en el silencio
de sombras entre los guineos.
Me parece sentir una reminiscencia
que se recluye en la bitácora del corazón
y en la espuma sanguínea
cuando los tiburones muerden
el sueño lácteo de los delfines.
Veo una fabulosa multitud
sobre un velero que navega
en una tempestad de orquestas,
con la astuta intención del junco
que intuye en el temblor del aire
el huracán cercano,
arqueándose en una gesta
de ocho instantes sin pausa.
Son las muescas de esos timbales
añejos resaltando las pasiones
que asoman en las yemas
de los broncíneos pechos de las mulatas.
Son las impresiones de un cielo
empapado de sones y guarachas,
boleros dulces y salinos,
duendes cantando en el lienzo nocturno
que retumba en el Yunque de Baracoa,
fotosintética y femenina,
cuando el ecuador de la estación ardiente.