1995 un lugar común

[Gustavo Cavicchia]

«Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo»
Basho.
a. Julio Cortazar.​


Cuántas veces volví
a visitar los mismos lugares,
como por ejemplo
aquella blanda lluvia
que hacía un circunloquio
con tus ojos grises,
o ese café amargo,
donde la noche oscurecía sus alas
entre apuntes de medicina
y cigarrillos negros
hasta mucho más que
bien entrada la mañana
de un lunes de exámenes.

Cuántas veces
dormí
en la misma cama desordenada
y solitaria,
cuántas veces
volví
a tener el mismo sueño
que olvidaba al despertar,
pero,
donde estaba seguro
besaba tu boca.

Se me fue arqueando el lomo
de las espaldas de tanto andar
cruzando el parque que separa
la facultad
del centro de la ciudad;
por ir pensando en vos
caían
sobre mi alma los chopos del camino
como oscuros dedos retorcidos;

si hubiese podido encender de una vez
toda esa madera de nostalgias,
una hoguera alta y hermosa
con luz iridiscente y humo de leña verde
se habría observado
de las ventanas de tu casa.

Cómo un faro lejano
ardió mi amor
en lo alto de mi puño cerrado…

cómo un faro,
pero vos
ya no podías verme.

Yo quería sacarme
la impregnación del formol,
que se metía en la ropa y en la piel
después de cada clase de anatomía;
ni con el baño,
ni lavando repetidamente la ropa
lograba quitar ese olor de mi vida,
tal vez,
porque no podía comprender
que para aquel entonces
ya empezábamos a ser
dos pequeños puntos
cada vez más distantes,
cada día más separados,
y que nos pasarían cosas
a vos y a mí,
que desconoceríamos del otro,
pero,
que con la lenta firmeza
que tienen al deslizarse
las sombras del invierno
tú
ya te habrías marchando de mí,
como el sol
en el
crepúsculo,
y finalmente
nosotros
sólo seriamos dos completos extraños
en los extremos de una recta
borrada por el tiempo.

Quién hubiese creído
que pasarían los años
y las décadas,
que te olvidarías de mí;
que
finalmente
también yo
me olvidaría de vos.

No sé porqué,
pero aún siento que
vive
algo
de aquel extraño muchacho
que fui,
y que a pesar de todo
aún logra
dictar sus versos
lejanos
para escribir
este poema.

Podría,
porqué no,
recorrer un último lugar en común
con mi viejo y destartalado corazón :

como por ejemplo,
el de esta misma noche
donde quiero volver a perderme
en un sueño ya olvidado,
o en el ronroneo
de la discreta lluvia silenciosa,
que hoy,
tiene el preciso color
de tus ojos grises
amor mío.



Publicado Golem miércoles 03 de noviembre 2021.

[Ramón Carballal]

Me gustó este nostálgico y biográfico poema. Le doy el impulso que merece. Un abrazo, Gustavo.

[Gustavo Cavicchia]

Me gustó este nostálgico y biográfico poema. Le doy el impulso que merece. Un abrazo, Gustavo.

Muchas gracias amigo Ramón. Un fuerte abrazo desde Mendoza.

[xaime oroza carballo]

«Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo»
Basho.
a. Julio Cortazar.​


Cuántas veces volví
a visitar los mismos lugares,
como por ejemplo
aquella blanda lluvia
que hacía un circunloquio
con tus ojos grises,
o ese café amargo,
donde la noche oscurecía sus alas
entre apuntes de medicina
y cigarrillos negros
hasta mucho más que
bien entrada la mañana
de un lunes de exámenes.

Cuántas veces
dormí
en la misma cama desordenada
y solitaria,
cuántas veces
volví
a tener el mismo sueño
que olvidaba al despertar,
pero,
donde estaba seguro
besaba tu boca.

Se me fue arqueando el lomo
de las espaldas de tanto andar
cruzando el parque que separa
la facultad
del centro de la ciudad;
por ir pensando en vos
caían
sobre mi alma los chopos del camino
como oscuros dedos retorcidos;

si hubiese podido encender de una vez
toda esa madera de nostalgias,
una hoguera alta y hermosa
con luz iridiscente y humo de leña verde
se habría observado
de las ventanas de tu casa.

Cómo un faro lejano
ardió mi amor
en lo alto de mi puño cerrado…

cómo un faro,
pero vos
ya no podías verme.

Yo quería sacarme
la impregnación del formol,
que se metía en la ropa y en la piel
luego de cada clase de anatomía;
ni con el baño,
ni lavando repetidamente la ropa
lograba quitar ese olor de mi vida,
tal vez,
porque no podía comprender
que para aquel entonces
ya empezábamos a ser
dos pequeños puntos
cada vez más distantes,
cada día más separados,
y que nos pasarían cosas
a vos y a mí,
que desconoceríamos del otro,
pero,
que con la lenta firmeza
que tienen al deslizarse
las sombras del invierno
tú
ya te habrías marchando de mí,
como el sol
en el
crepúsculo,
y finalmente
nosotros
sólo seriamos dos completos extraños
en los extremos de una recta
borrada por el tiempo.

Quién hubiese creído
que pasarían los años
y las décadas,
que te olvidarías de mí;
que
finalmente
también yo
me olvidaría de vos.

No sé porqué,
pero aún siento que
vive
algo
de aquel extraño muchacho
que fui,
y que a pesar de todo
aún logra
dictar sus versos
lejanos
para escribir
este poema.

Podría,
porqué no,
recorrer un último lugar en común
con mi viejo y destartalado corazón :

como por ejemplo,
esta misma noche
donde quiero volver a perderme
en un sueño ya olvidado,
o en el ronroneo
de esta discreta lluvia silenciosa,
que hoy,
tiene el preciso color
de tus ojos grises
amor mío.



Publicado Golem miércoles 03 de noviembre 2021.

...

"No sé porqué,
pero aún siento que
vive
algo
de aquel extraño muchacho
que fui,
y que a pesar de todo
aún logra
dictar sus versos
lejanos
para escribir
este poema."

Es una gran entrega, amigo mío. Destaco estos versos, porque me parecen, un fresco aliento del profundo quehacer del poeta que regala todo el sueño. Gracias por compartir tu canto.

Un abrazo.

[Gustavo Cavicchia]

"No sé porqué,
pero aún siento que
vive
algo
de aquel extraño muchacho
que fui,
y que a pesar de todo
aún logra
dictar sus versos
lejanos
para escribir
este poema."

Es una gran entrega, amigo mío. Destaco estos versos, porque me parecen, un fresco aliento del profundo quehacer del poeta que regala todo el sueño. Gracias por compartir tu canto.

Un abrazo.


Gracias a vos xaime por tu presencia en esta vieja historia y gracias por tu talento. Un fuerte abrazo desde Mendoza.

[Mirta Elena Tessio]

«Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo»
Basho.
a. Julio Cortazar.​


Cuántas veces volví
a visitar los mismos lugares,
como por ejemplo
aquella blanda lluvia
que hacía un circunloquio
con tus ojos grises,
o ese café amargo,
donde la noche oscurecía sus alas
entre apuntes de medicina
y cigarrillos negros
hasta mucho más que
bien entrada la mañana
de un lunes de exámenes.

Cuántas veces
dormí
en la misma cama desordenada
y solitaria,
cuántas veces
volví
a tener el mismo sueño
que olvidaba al despertar,
pero,
donde estaba seguro
besaba tu boca.

Se me fue arqueando el lomo
de las espaldas de tanto andar
cruzando el parque que separa
la facultad
del centro de la ciudad;
por ir pensando en vos
caían
sobre mi alma los chopos del camino
como oscuros dedos retorcidos;

si hubiese podido encender de una vez
toda esa madera de nostalgias,
una hoguera alta y hermosa
con luz iridiscente y humo de leña verde
se habría observado
de las ventanas de tu casa.

Cómo un faro lejano
ardió mi amor
en lo alto de mi puño cerrado…

cómo un faro,
pero vos
ya no podías verme.

Yo quería sacarme
la impregnación del formol,
que se metía en la ropa y en la piel
después de cada clase de anatomía;
ni con el baño,
ni lavando repetidamente la ropa
lograba quitar ese olor de mi vida,
tal vez,
porque no podía comprender
que para aquel entonces
ya empezábamos a ser
dos pequeños puntos
cada vez más distantes,
cada día más separados,
y que nos pasarían cosas
a vos y a mí,
que desconoceríamos del otro,
pero,
que con la lenta firmeza
que tienen al deslizarse
las sombras del invierno
tú
ya te habrías marchando de mí,
como el sol
en el
crepúsculo,
y finalmente
nosotros
sólo seriamos dos completos extraños
en los extremos de una recta
borrada por el tiempo.

Quién hubiese creído
que pasarían los años
y las décadas,
que te olvidarías de mí;
que
finalmente
también yo
me olvidaría de vos.

No sé porqué,
pero aún siento que
vive
algo
de aquel extraño muchacho
que fui,
y que a pesar de todo
aún logra
dictar sus versos
lejanos
para escribir
este poema.

Podría,
porqué no,
recorrer un último lugar en común
con mi viejo y destartalado corazón :

como por ejemplo,
el de esta misma noche
donde quiero volver a perderme
en un sueño ya olvidado,
o en el ronroneo
de la discreta lluvia silenciosa,
que hoy,
tiene el preciso color
de tus ojos grises
amor mío.



Publicado Golem miércoles 03 de noviembre 2021.

...

Mira donde te vine a encontrar compatriota mendocino. Gracias por compartir
tus versos, y sí es el mes de las lluvias. Abrazo entrañable amigo.-

[Gustavo Cavicchia]

Mira donde te vine a encontrar compatriota mendocino. Gracias por compartir
tus versos, y sí es el mes de las lluvias. Abrazo entrañable amigo.

Gracias por el comentario y por el encuentro.

[Rafel Calle]

Un hermoso e interesante trabajo, amigo Gustavo.
Felicidades.
Abrazos.

[Gustavo Cavicchia]

Un hermoso e interesante trabajo, amigo Gustavo.
Felicidades.
Abrazos.

Muchas gracias Rafael. Un fuerte abrazo desde Mendoza.

[Pilar Morte]

Un poema precioso donde la nostalgia se escribe con belleza y sinceridad. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos

[Gustavo Cavicchia]

Un poema precioso donde la nostalgia se escribe con belleza y sinceridad. Me gustó mucho. Felicidades.
Abrazos

Muchas gracias Pilar. Mi cariño también para vos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

«Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo»
Basho.
a. Julio Cortazar.


...........
aquella blanda lluvia
que hacía un circunloquio
con tus ojos grises,
o ese café amargo,
donde la noche oscurecía sus alas.
......................
...............
si hubiese podido encender de una vez
toda esa madera de nostalgias,
una hoguera alta y hermosa
con luz iridiscente y humo de leña verde
se habría observado
de las ventanas de tu casa.


Así, dicho rotundamente, amigo Gustavo, todos tus poema son buenos, tienen esa impronta del lenguaje poético de calidad, del autor que sabe lo que tiene entre manos. Para mí eres uno de los autores de este foro a tener en cuenta.

Destaco como muestra de lo que digo de ese lenguaje poético en esos versos que destaco más arriba.

Todo un placer de lectura.

Abrazos

[Gustavo Cavicchia]

«Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo»
Basho.
a. Julio Cortazar.


...........
aquella blanda lluvia
que hacía un circunloquio
con tus ojos grises,
o ese café amargo,
donde la noche oscurecía sus alas.
......................
...............
si hubiese podido encender de una vez
toda esa madera de nostalgias,
una hoguera alta y hermosa
con luz iridiscente y humo de leña verde
se habría observado
de las ventanas de tu casa.


Así, dicho rotundamente, amigo Gustavo, todos tus poema son buenos, tienen esa impronta del lenguaje poético de calidad, del autor que sabe lo que tiene entre manos. Para mí eres uno de los autores de este foro a tener en cuenta.

Destaco como muestra de lo que digo de ese lenguaje poético en esos versos que destaco más arriba.

Todo un placer de lectura.

Abrazos

Eres muy generoso. Un cordial abrazo desde Mendoza.