Porque callas ahora
porque tienes voz y no la tienes.
Porque perdí mi nombre
en tu vientre amoroso,
en tu mirada tierna,
en tu sonrisa rota.
Porque tu ausencia tiembla
porque huye tu sombra,
porque son misteriosas
las miradas del tiempo
que se van con memoria.
Porque callas ahora,
porque estamos hambrientos
de juntar nuestras sombras,
cuando tu puerta abierta
me ha invitado a tu cuerpo
a recorrer tus horas.