El libro prohibido

[Ricardo López Castro]

Qué pude sentir de todo lo que no hemos compartido,
ah, tu pelo dormido con olor, con sudor, con color a…
Amor.

Recuerdo esa noche despierto y soñando,
dime qué está pasando,
ah, limbo de preguntas.

E intento comprender esas repercusiones,
el aroma lejano a primavera,
el control sobre las horas muertas.

No transcurre el tiempo tan intensamente,
ha perdido clavijas de entretiempo,
no actúo ya con frenesí,
no desde que te di
mi última caricia.

Esto no es un final inesperado,
ni esperado, ni posible.
Ah, mi espíritu, mi luna, mi misterio,
¿Se borró el firmamento?
¿A qué dulce futuro perteneces?

En algún cruce quizá nos traspasemos.
Somos acaso el encuentro prohibido,
desde que distingo entre lo bueno y lo malo.

Alguien hace el trabajo por nosotros,
el camino y los descansos.
Perdí el sentido por causas naturales…

Y ahora…
¿Apareces tú vestida de ceremonia?

Y no estoy para fiestas,
seguro que mi mente es lo único que no puede atravesar esta ceguera.

No es que no crea en ti,
no confío en el sol cuando se pone,
ni en la alquimia, ni en los circos.
Solo, solo, solo, creo en las causas perdidas.

No huyo de ti…
Ni de la cordura…
Lo que sucede es que…
Se me acaba el papel…
Del alma.

[Pilar Morte]

Qué buen final para un poema escrito desde profundo sentimiento. Me gustó.
Abrazos

[Ricardo López Castro]

Gracias miles amiga Pilar, agradezco mucho tu presencia y palabras para estos versos.
Abrazos y felicidad.

[Hallie Hernández Alfaro]

Me ha emocionado mucho este poema, querido Ricardo; es el libro de todos los contrastes, de las dudas, de los no sabemos y qué, del desprendido reloj de la quimera...

Aplausos con fervor; abrazo de los grandes.

[Ricardo López Castro]

Muchas gracias amiga Hallie por tu sensible interpretación de estos versos, y por compartirla.
Abrazos y felicidad, querida amiga.

[Rafel Calle]

Hermosura e inteligencia literaria en El libro Prohibido, de nuestro amigo Ricardo.

[Ricardo López Castro]

Muchas gracias, amigo Rafel, por tu presencia y palabras para este trabajo, las cuales me honran.
Abrazos y felicidad.

[E. R. Aristy]

Qué pude sentir de todo lo que no hemos compartido,
ah, tu pelo dormido con olor, con sudor, con color a…
Amor.

Recuerdo esa noche despierto y soñando,
dime qué está pasando,
ah, limbo de preguntas.

E intento comprender esas repercusiones,
el aroma lejano a primavera,
el control sobre las horas muertas.

No transcurre el tiempo tan intensamente,
ha perdido clavijas de entretiempo,
no actúo ya con frenesí,
no desde que te di
mi última caricia.

Esto no es un final inesperado,
ni esperado, ni posible.
Ah, mi espíritu, mi luna, mi misterio,
¿Se borró el firmamento?
¿A qué dulce futuro perteneces?

En algún cruce quizá nos traspasemos.
Somos acaso el encuentro prohibido,
desde que distingo entre lo bueno y lo malo.

Alguien hace el trabajo por nosotros,
el camino y los descansos.
Perdí el sentido por causas naturales…

Y ahora…
¿Apareces tú vestida de ceremonia?

Y no estoy para fiestas,
seguro que mi mente es lo único que no puede atravesar esta ceguera.

No es que no crea en ti,
no confío en el sol cuando se pone,
ni en la alquimia, ni en los circos.
Solo, solo, solo, creo en las causas perdidas.

No huyo de ti…
Ni de la cordura…
Lo que sucede es que…
Se me acaba el papel…
Del alma.

Bello poema, Ricardo López Castro. Abrazos, ERA

[Ricardo López Castro]

Gracias ERA, agradezco mucho tu comentario.
Abrazos y felicidad, amiga de versos.