La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.
Ese frágil verdor de las mañanas, se rompe con la sombra de los árboles.
Se convierte en hacha para leños.
El fuego no entiende de edades. Quema pero no vuela.
Puedo percibir el encanto de la luna.
Muero, pero sigo contemplándola.
Muero, porque mi alma contradice lo que siento.
Mi almacén, mi despensa, mi inventario.
Las cuentas nunca salen, jamás sabré cuánto le debo.
No tengo esa visión inmaterial.
Se estampan en las paredes las palabras.
Porque jamás salieron de mi casa.
Hay belleza en la armonía que perdí.
Lo percibo de forma extinguible.
No sé cuál es mi estado, mi carácter.
Pero sí que puedo decir lo que es un mundo paralelo.
Lo que es cambiar sin desearlo, sin madurar, sin aceptar mi propio sentimiento.
Ahora transcurre el tiempo de otro modo.
Los días, que jamás han sido oscuros, y cuya claridad se acerca tánto al gris, me hacen preguntarme:
¿Qué coño hemos hecho con el cielo?
Otra vez cae la noche, o se levanta.
Otra vez a empezar, en avalancha.
Otra vez entre folios, soñando.
Con una sola tarea: lavar mi conciencia.
Crear algún vínculo con la trascendencia.
No buscar la excusa, aunque salga sola de mi mente.
¿Qué verdad no será para algunos una farsa?
No puedo convencerles de mis letras.
Sin embargo, ahí radica mi pensamiento.
No puedo prometerles mi poesía al desnudo,
porque no la compartiría.
Porque mi fijación por ella no la suplanta nadie.
Así que solo, puedo verlo todo nítido.
Mis sentidos se aguzan, se estiran, se dilatan.
Para penetrar mi mente no sirve cualquier cosa.
Si no vienes directo al corazón,
mi poética se retira.
No hay más alternativa.
Como el océano que no gotea, y se traga las mareas.
Como el piélago en este planeta esférico.
¿No será que es plana la Tierra?
¿Dónde muere la duda?
¿Es el propio recuerdo el que maneja los lapsus?
¿Es acaso el acto reflejo?
¿Cómo se besa el tiempo?
¿Qué arde en mí, sin laberinto, sin fetiches ni herraduras?
¿Cuántos yos hace falta poner sobre la mesa?
… Quiere…
… Ya lo hago…
… Hazlo…
… Hazlo como si nunca lo pensases…
Ese frágil verdor de las mañanas, se rompe con la sombra de los árboles.
Se convierte en hacha para leños.
El fuego no entiende de edades. Quema pero no vuela.
Puedo percibir el encanto de la luna.
Muero, pero sigo contemplándola.
Muero, porque mi alma contradice lo que siento.
Mi almacén, mi despensa, mi inventario.
Las cuentas nunca salen, jamás sabré cuánto le debo.
No tengo esa visión inmaterial.
Se estampan en las paredes las palabras.
Porque jamás salieron de mi casa.
Hay belleza en la armonía que perdí.
Lo percibo de forma extinguible.
No sé cuál es mi estado, mi carácter.
Pero sí que puedo decir lo que es un mundo paralelo.
Lo que es cambiar sin desearlo, sin madurar, sin aceptar mi propio sentimiento.
Ahora transcurre el tiempo de otro modo.
Los días, que jamás han sido oscuros, y cuya claridad se acerca tánto al gris, me hacen preguntarme:
¿Qué coño hemos hecho con el cielo?
Otra vez cae la noche, o se levanta.
Otra vez a empezar, en avalancha.
Otra vez entre folios, soñando.
Con una sola tarea: lavar mi conciencia.
Crear algún vínculo con la trascendencia.
No buscar la excusa, aunque salga sola de mi mente.
¿Qué verdad no será para algunos una farsa?
No puedo convencerles de mis letras.
Sin embargo, ahí radica mi pensamiento.
No puedo prometerles mi poesía al desnudo,
porque no la compartiría.
Porque mi fijación por ella no la suplanta nadie.
Así que solo, puedo verlo todo nítido.
Mis sentidos se aguzan, se estiran, se dilatan.
Para penetrar mi mente no sirve cualquier cosa.
Si no vienes directo al corazón,
mi poética se retira.
No hay más alternativa.
Como el océano que no gotea, y se traga las mareas.
Como el piélago en este planeta esférico.
¿No será que es plana la Tierra?
¿Dónde muere la duda?
¿Es el propio recuerdo el que maneja los lapsus?
¿Es acaso el acto reflejo?
¿Cómo se besa el tiempo?
¿Qué arde en mí, sin laberinto, sin fetiches ni herraduras?
¿Cuántos yos hace falta poner sobre la mesa?
Hay varios poemas en uno, los siento apretarse contra la luz de la ventana y sugerir. Se deslizan con ímpetu hasta dimensiones exhaustas, hasta el borde del tiempo; esperan crear más besos y más confines...
Convincente y llegador, querido amigo.
Gracias de nuevo por estar.
Abrazos.
.
"He guardado la Luna en los cajones
por si vuelves de noche que te alumbre;
no te tardes, papá, que sin la lumbre
de tu amor no se encienden los fogones.'"
Yo he leído este texto tuyo como poesía, lejos de la prosa, y me ha sugerido vuelos de vastedad. Las reflexiones que nos trae el texto son de agudo existencialismo, de dolorosa realidad ante la vida y ante la muerte.
abrazos
óscar
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.