Las golondrinas

[Ramón Carballal]

Ramón, este poema me da pie para extenderme, relativamente, sobre un aspecto que me resulta patente en tu obra. Podría decirse que eres poeta de estancias. No importa tanto la definición de estancia como el sentido. Ya sean edificadas o naturales, cerradas o abiertas. Definidas/limitadas en cualquier caso por la visión en la cual es antes la atmósfera que la propia estancia. Un asiento emocional, una máquina del tiempo, un conducto espacial. Los elementos ocupan lugares propios a su naturaleza y función, pero se extienden más allá, no solamente en lo simbólico sino que son embriones del ser emocional del poeta al que ocupan y construyen. El hacer toma las características del ambiente creado y se conforma como estancia, resultando que el poeta es la estancia.

Felicidades y un abrazo.
Ignacio

Me gusta mucho tu interpretación. Creo que hablas de dos cosas muy presentes en mis escritos: los objetos, los lugares o estancias, como tú dices, que han tenido un significado para mi. Por otro lado la emotividad que trata de transmitir el poeta al evocarlos. Y aquí está la dificultad: lo más difícil de conseguir es que el poema trascienda y el lector pueda sentir que lo que allí se describe es una emoción propia , que pueda interiorizarla y de alguna manera hacerla suya. Quizá conseguir que el símbolo no sea solo una abstracción, sino también una experiencia emotiva. Gracias por tu comentario y lectura.

[Ramón Carballal]

Estos versos tuyos son viajes a ti mismo en el escenario rememorado. Me gusta mucho entrar.
Un abrazo.
Pepa

Muchas gracias, Pepa, por tu lectura y comentario. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Un poema poco conocido de Ramón Carballal, pero tan bello como emotivo.

[E. R. Aristy]

Habitaciones. ¿Sólo una o diez?

No, la que irradia voces,
amanecer, claridad,
ecos de fotografías inquietas,
paredes sonámbulas
como un historia que nunca termina.

Pero el niño cruza los dinteles,
observa que los cuadros no hayan crecido
ni tampoco ese resurgir de telarañas
que le maravilla
con su estrategia de amor.

Es el otoño,
lo sé porque el aire de la luz llega tibio
como si las alas de un duende eclipsaran
la melancolía de los armarios,
el fúnebre azul de los espejos.

Madre dice: “Ramón, las golondrinas han huido
hacia un país poblado de lágrimas,
dibujos en el cielo,
alambres en las cornisas”

Tú lo has entendido, madre:
“ya no sabremos dónde su locura amanece,
en qué tejados ambicionan su hogar
de flechas y nieve,
porqué no han querido ser nosotros
entre zócalos de siemprevivas,
entre los lirios que se han llevado
ignorantes de que el sur
es un círculo que envejece”.

Espero aquí y ya soy ventana,
cientos de miles de ausencias se oyen:
qué diferente resulta el grito que invade los boudoirs,
se refugia en la plata
o descansa como un gato infantil
en las alfombras heridas
que sueñan con los ojos de Sherezade.

Bello y evocador poema, Ramón. Es un vuelo sublime. Abrazos, ERA

[Ricardo López Castro]

Amigo Ramón, tu poema, fuera de lo común, extraordinario, habla de mil cosas a un tiempo.
Esas golondrinas remueven el corazón del verso que tú escribes.
Sensibilidad que se palpa como si se pudiera tocar la luz.
Ni se apaga su chispa, ni sus pulsiones olvidan.
Inmaterial y material.
Disfruté de veras.
Gracias por compartir tus letras.
Abrazos y felicidad, amigo Ramón.

[Ramón Carballal]

Un poema poco conocido de Ramón Carballal, pero tan bello como emotivo.

Gracias, Rafel, por el rescate. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Habitaciones. ¿Sólo una o diez?

No, la que irradia voces,
amanecer, claridad,
ecos de fotografías inquietas,
paredes sonámbulas
como un historia que nunca termina.

Pero el niño cruza los dinteles,
observa que los cuadros no hayan crecido
ni tampoco ese resurgir de telarañas
que le maravilla
con su estrategia de amor.

Es el otoño,
lo sé porque el aire de la luz llega tibio
como si las alas de un duende eclipsaran
la melancolía de los armarios,
el fúnebre azul de los espejos.

Madre dice: “Ramón, las golondrinas han huido
hacia un país poblado de lágrimas,
dibujos en el cielo,
alambres en las cornisas”

Tú lo has entendido, madre:
“ya no sabremos dónde su locura amanece,
en qué tejados ambicionan su hogar
de flechas y nieve,
porqué no han querido ser nosotros
entre zócalos de siemprevivas,
entre los lirios que se han llevado
ignorantes de que el sur
es un círculo que envejece”.

Espero aquí y ya soy ventana,
cientos de miles de ausencias se oyen:
qué diferente resulta el grito que invade los boudoirs,
se refugia en la plata
o descansa como un gato infantil
en las alfombras heridas
que sueñan con los ojos de Sherezade.

Bello y evocador poema, Ramón. Es un vuelo sublime. Abrazos, ERA

Gracias, ERA, por tu lectura y amabilidad. Abrazos.

[Ramón Carballal]

Amigo Ramón, tu poema, fuera de lo común, extraordinario, habla de mil cosas a un tiempo.
Esas golondrinas remueven el corazón del verso que tú escribes.
Sensibilidad que se palpa como si se pudiera tocar la luz.
Ni se apaga su chispa, ni sus pulsiones olvidan.
Inmaterial y material.
Disfruté de veras.
Gracias por compartir tus letras.
Abrazos y felicidad, amigo Ramón.

Gracias, Ricardo, por leer y por dejar tan generoso comentario. Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Me gusta adentrarme en este universo donde la belleza hace cima a través de vívidas metáforas e imposibles imágenes que roturan los líricos cielos. Muy buena cosecha, Ramón, que siempre transciende.
Mi aplauso y admiración.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Me gusta adentrarme en este universo donde la belleza hace cima a través de vívidas metáforas e imposibles imágenes que roturan los líricos cielos. Muy buena cosecha, Ramón, que siempre transciende.
Mi aplauso y admiración.

Un fuerte abrazo.

Gracias, Ramón, por tus amables palabras. Un abrazo.