
Sólo tú
marcas el color de la palabra,
que rueda hasta los más íntimos rincones
sin la presencia lacerante
del dolor que da la espina.
Sólo tú
segura de tí misma,sin enojarte,
abres el diafragma de los aires
con un grito a pie de tierra
abortando los silencios de la ausencia
desde la celda de tu frente pensativa.
Nada necesitas para erigirte en adalid
de tus propias convicciones,
porque el ángel que reina en tus adentros
emerge siempre salvador
cada vez que un siniestro te reclama.
Por eso eres el oasis de mis ojos
-firme baluarte donde me refugio-
luz y teoría en movimiento,
destinada para siempre desde la ternura
a perpetuar la imagen estelar
del pájaro de amor que guía tu destino.
*Andros