
Más allá de la orilla de mi campo de sueños
escondí mi tesoro que en el tiempo he olvidado,
y dejé el corazón en la casa de empeños.
Salí a buscar la llama de la luz de la gloria,
encontré la fortuna más allá de aquel valle
y nadé en las ciudades embriagado de euforia.
Dominé los sentidos y enfrié las pasiones,
y compré los deseos que quisieron venderme,
busqué los sentimientos con meras transacciones.
Más allá de los días tan cargados de horas
ya no sé lo que quiero, ya no sé que me mueve,
que mi vida está escrita con notas previsoras.
Y entonces de su vientre como brotan las flores
de una tierra fecunda que fecunda la vida
nace un ser que te muestra pasados esplendores.
Y trae en su sonrisa el cofre que enterraste
que su primer camino fue llegar a la tienda
y poner en su pecho aquello que empeñaste.