tantos siglos a la sombra de aquel hombre,
la liturgia maternal que nos ardías
¡ya no siento más!
las caricias de la pausa bajo dioses,
la inocencia de aquel tiempo que encendías
¡ya no pienso más!
contra el reino de las dudas por la noche,
zarco el gas de lo que el fuego nos disipa
¡ya no existo más!
que procrea qué dolor que desconoces,
la verdad que deflagraba en tu ironía
¡ya no vivo más!
Enero 2009