Campanilla y la Esperanza

[John Garlic]

Poemazo. Se lo he leído a mi nieto y se ha quedado anonadado. Precioso y mágico.
Un abrazo afectuoso, admirada poetisa.

[Ana García]

Poemazo. Se lo he leído a mi nieto y se ha quedado anonadado. Precioso y mágico.
Un abrazo afectuoso, admirada poetisa.

Cuánto me alegro, John. Los niños saben muy bien lo que les puede gustar y no tienen pelos en la lengua.
Muchas gracias por la lectura de ambos.
Un abrazo.

[Marisa Peral]

Pero, yo soy un ser tan extraño...

Me dicen que he nacido
en un país de sol
de doradas naranjas,
feliz y en paz
y no puedo creerlo.
Pero tú sí,
tú eres mi Peter Pan.

Me ha gustado todo Ana, pero este cierre es genial. Felicidades.
Un abrazo.

[Ana García]

Pero, yo soy un ser tan extraño...

Me dicen que he nacido
en un país de sol
de doradas naranjas,
feliz y en paz
y no puedo creerlo.
Pero tú sí,
tú eres mi Peter Pan.

Me ha gustado todo Ana, pero este cierre es genial. Felicidades.
Un abrazo.

Me encanta ver el optimismo en los ojos de los demás, a pesar de que yo suelo ser una pesimista redomada. ¡Qué contradictorio! ¿Verdad?
Gracias por tu visita y comentario, Marisa.
Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Para Miguel, con roscón de Reyes incluido y un montón de besos enlatados.

Para volar los pájaros es necesario el aire,
aunque yo,
un pájaro sin alas,
necesito algo más;
por ejemplo, el silencio del campo,
por ejemplo, algunas horas libres para escribir
poemas.

Por ejemplo, necesito imágenes de esperanza.

Esperanza:
Un nido colgado en la ventana.
Un Peter Pan en la noche de Reyes.
Un gato sentado frente a una ratonera.
Un cenicero lleno de colillas.
Un juguete roto en las manos de papá.
Un billete de lotería en Limón.
Una vela a los pies de Sade
desojando el SiNo de una margarita.
Un poeta con el cebo dentro del verso.
Un paracaídas
Una cesta de mimbre con bocadillos
en el maletero de una orquídea y un chichón.
Una sirena que canta a un gigante
que nace cada día.
Mi esperanza es no llegar a vieja

Antes de:
Poder hablarte —al oído—
del camaleón Salomón
que extiende su luenga lengua
cazando moscas toscas.
Mientras el rústico sapito lanza
su aliento al vacío
descontento de errar su tiento.

Antes de:
¿Sabes una? Es sobre la luna. Tiene dos caras: una llena y otra, achaparrada y rota. La luna al principio era de plata y fue cambiando, cambiando hasta que se transformó en piel de rata.
¿Piel de rata?
Dirás, pues sí, piel de rata.
¿Y por qué?
...
Solo te diré que su voz sonaba a pompas de jabón y CampanillaS. Que tenía unas pestañas de impresión, tanto que, cuando cerraba los ojos, todo el vecindario decía:
¡Ya cierra el abanico, ya, ya cierra el abanico!

Pero, yo soy un ser tan extraño...

Me dicen que he nacido
en un país de sol
de doradas naranjas,
feliz y en paz
y no puedo creerlo.
Pero tú sí,
tú eres mi Peter Pan.

Muy bello poema, Ana Garcia. Aparte del diálogo poético entre tu y Miguel, el poema está trufado de referencias culturales que quedan preservadas en tu bello canto lírico. Abrazos, ERA