tapas de alcantarilla y neón, se transubstancian
en cuerpo y sangre; milagro sacramental
que convierte mi ser en equivocado.
Hielo de los burdeles
que rompo a puñetazos para calentar venas.
Cabeza de mis demonios.
Los cuerpos escupen miseria y alcohol,
es domingo;
tus caderas se mueven al compás del miserere
y el humo sólo cobija pulmones.
Cuando en mis labios
no queda más vida que un puñado de versos
con olor a ginebra,
van cayendo lentamente los minutos,
como la losa de una defunción,
para besar la cruz de tu sexo;
pileta de agua bendita
que santigua mi placer.
san armi lob.
Tapas de alcantarilla y neón, se transubstancian
en carne y sangre; milagro sacramental
que convierte mi ser en equívoco.
Mastico el hielo en tus burdeles,
demonio que rompo a dentelladas
para encender las venas.
Los vellos púbicos esconden miseria y alcohol
-es domingo en tus caderas,
sólo se inventa el ritmo de un miserere-,
todo el resto son labios.
No me queda más vida que un puñado de versos
con olor a ribera. Van cayendo
lentamente,
como el laude de una defunción en la cruz del sexo
cuando te lamo.
san armi lob.