desde la mirada de un vagabundo -la vergüenza del Capit

[javier eguilaz]

desde la mirada de un vagabundo
-la vergüenza del Capitalismo-

Esos ojos vidriosos que de tanto vivir, y sentir
en ese penar callado que no pide ni comprensión
sin desgastar ni una lágrima por nada
a expensas de unas migajas perdidas,
y que se las quieran dejar con buena voluntad
o como salvoconducto de sus propias conciencias,
no creen, ni dejan de creer en sus idas y venidas
esa verdad manoseada en sus azarosas vidas;
con el alma agotada, y que solo pide una sonrisa
para poder traspasar el umbral de su felicidad
-esa paz y tranquilidad que no pide ni pan-
en el límite de la cordura hacia la locura
“esa no vuelta atrás de la frontera con lo absurdo”
paraíso límbico de los inocentes impenitentes,
en mirada perdida lloviéndole sin ritmo los días
zarandeado por el tiempo sin piedad
en los surcos dentelleados de su rostro curtido
por lágrimas secas desparramadas por la vida,
que no importan nada olvidadas en la memoria.
Ignorado por aires presuntuosos altivos
que ni le rozan con la mirada pasando de largo
en un sol que se apaga abochornado
lagrimeando a borbotones, y no refrescan las quemazones.
...Y en algún recuerdo perdido que no daña,
porque el pasado pasó, el presente es-está y que más da,
y los mañanas… el destino dirá, y se verá;
contemplando la trashumancia urbana diaria
de aquí para allá con sus prisas y sonrisas escondidas,
se siente invisible ante esos ojos perdidos en sus prisas
que bajan la vista a sus zapatos sin remiendos.

javier eguílaz

Recordando al Sr. Bacardí
–vagabundo de la Gran Vía madrileña-

[Luis M]

Muy hermoso, empático y loable poema, Javier. Un placer de lectura estimado colega. Un gran abrazo.

[javier eguilaz]

Muy hermoso, empático y loable poema, Javier. Un placer de lectura estimado colega. Un gran abrazo.

Muchas gracias Luis
Un fuerte abrazo
salud!

[javier eguilaz]

Muy hermoso, empático y loable poema, Javier. Un placer de lectura estimado colega. Un gran abrazo.

Muchas gracias Luis
Un fuerte abrazo
salud!

Fíjate Luis, lo paradójico de la vida. El Sr. Bacardi tenía unos 80 años. Pertenecía a la super millonaria familia del ron del mismo nombre, cubanos. Me dijo que ellos le habían ofrecido una pensión, pero que él no la quería.
Algún día contaré lo que me contó, y de mi historia con él. Tuve varios encuentros con él. Alguno casual, y muy curioso.
salud!