en noche silenciosa despejada,
el alma se me antoja sosegada
y brotan emociones placenteras.
Las musas se me prestan lisonjeras,
me siento afortunado entre la nada
y miro la belleza de mi amada,
librando las pasiones prisioneras.
En todas las estrellas creo ver,
el brillo de sus ojos como guiños
y el dulce coqueteo de mujer,
Juntamos las caricias y cariños,
y el sueño nos sorprende sin querer
cogidos de las manos como niños.