
Sin versos lo mejor que pude darte fueron largas,
hacer que mi poesía luzca es un despilfarro mental,
cuando no me resisto a mis instintos,
el mundo diríase que es otro, el otro, más concretamente.
Lo que pierde mi mirada o la echa a perder.
Y tus besos parecen tan lejanos como haber soñado que lamías mi cuerpo.
Cuerpo denso y viscoso.
Lengua o literatura.
Elección hecha un cisco, noche profunda y delirante, allá a lo lejos.
No hay fármaco contra la sed de amor.
Solo el cambio de enfoque captura tu reflejo.
Y si encima es fantasma, mejor, mucho mejor.
Porque el sol no respalda ni secunda.
Y el apetito cruje el estómago, las hormonas y la pasión, así como el frenesí o el ímpetu no te llevaron de mi lado.
Se fueron de tu vera, conmigo, de la mano.
A la aventura, a la intemperie, las estaciones dormían en un pañuelo.
Y no lloré como pude haber llorado.
Porque solo fue un mal trago, quise convencerme.
Nadie me dio la razón, sin conocer las dos versiones de la historia.
Una, el desencanto, y otra, el embrujo.
Son y serán siempre tan parecidas...