en el santuario del sexo;
ninfa de metros y plazas
sirena de asfaltos y lechos.
Placer de ira masturbada
a la lumbre del deseo,
a la sombra de sus nalgas
y a la seda de su vello.
Diosa de fe orgasmada
eyacula por su cuello
amor sin docta morada
sin sabores y sin techos.
En si misma comulgada
como vulva de los cielos
virgen de misa privada
santa madre del consuelo.
Sólo en ella y por nada
la carne se hace verbo
la entrepierna se hace agua
y el objeto es placebo.