
Duele
cuando el golpe está rozando el franco fruto de la desventura y la dádiva alumbrada en el tiempo del fuego y la ceniza, le dije a la fuente: no es la tumba la que duele, es aquella hora que enturbia el sendero con madejas de murmullo y el tenue espejo de la estrella; son las solitarias teclas del piano que no tienen las águilas blancas volando en su canto,ni el perfume sonoro abierto al viento; es el cuerpo viudo de los destellos de plata con mágica medianoche y sus misterios, solo con la victoria arrodillada,y el clamor y el silencio cerca de la muerte; es el recuerdo abdicado en el lecho con lecciones no aprendidas y la copa vacía acunada por los instantes de nadie.