A Hallie (segunda carta)

[F. Enrique]

Eres un maestro consumado en el género epistolar, Marius, ¿se puede decir más en unas pocas líneas? ¿se piede atravesar los versos con más imágenes y más sentimiento? Tu voz se levanta por encima de los muros y de la distancia, aportas poesía desde tu estilo propio e intransferible. Acabo de leer que Robert Graves dijo que la poesía no hay que entenderla sino disfrutarla.

[Ricardo Serna G]

¿ Sabías que que las sonrisas son una corbata de abandono?
Por lo menos, las tuyas.
Cada vez que tus labios imprimen
a los perros que circundan el edificio
un aullido demás,
cada vez que el silencio es un diluvio de palomas
en el vértigo de las cuatro de la mañana,
cada vez que la arquitectura de la pobreza es un exorcismo de sombras,
tengo una palabra-ataúd para despreciar el horizonte,
un ringtone de la muerte que sólo perdura en el hambre
y eso me hacer ser yo, eso es mi límite de rosas, mi catedral de espinas.

Hallie, hay golpes de la luna que son tus labios.
Para concluir con mi locura he tenido que coser al silencio más silencio.
Porque tú lo permites. Porque mi infancia averigua estos campos de trigo
que forman el diamante de la ausencia.
He pasado por debajo de estos árboles que aún no existen,
he descifrado la cordura de los móviles apagados,
he recibido la dosis de tango que hace que el caminar de los ciegos
sea la única ruta posible hacia el paraíso
y ahora puedo decir que sólo te puedo amar con los ojos cerrados
sin hacerle caso al después de mi vida que se resbala entre la llovizna
y que sólo puedo confiar en tus manos cuando estén lejos
como en dos glaciares que ascienden a la perfección,
como la soledad que, de repente, cumple quinientas navidades.

Fantásticas imágenes, un poema con la calidad de tu pluma
dedicado a nuestra compañera Hallie... te felicito


Mi aprecio


Un abrazo fuerte virtual

[Ana García]

¡Qué maravilla de poema! Una cascada de versos que forman imágenes plenas.
Me gusta ese comienzo y la fuerza que tiene.
Es un dedicado fantástico.
Seguro que Hallie lo guarda como oro en paño.
Un abrazo, Marius. Una gozada leerte.

[Luis M]

cada vez que el silencio es un diluvio de palomas
en el vértigo de las cuatro de la mañana,
cada vez que la arquitectura de la pobreza es un exorcismo de sombras,
tengo una palabra-ataúd para despreciar el horizonte,
un ringtone de la muerte que sólo perdura en el hambre
y eso me hacer ser yo, eso es mi límite de rosas, mi catedral de espinas.



He pasado por debajo de estos árboles que aún no existen,
he descifrado la cordura de los móviles apagados,

como la soledad que, de repente, cumple quinientas navidades.

Gran rescate de Rafel. Un abrazo, querido Marius.