mis manos transparentes.
El punto de amargura crecía
formando un muro de nieve.
Yo hacía puntillas mirando
hasta que dejé de verte.
Tú no hacías nada, y yo,
petrificada pero indolente,
sentí el ahogo sin aire
la calma del cuerpo inerte.
Por una grieta me iluminó
un rayo de luna silente,
que me susurraba al oído:
“No puede verte,
no sabe que estás ahí
porque eres transparente”
La oscuridad se hizo absoluta,
el aire era inexistente.......
Desperté con las manos vacías,
pero mis ojos volvieron a verte
caminando arriba y abajo,
perdido entre mucha gente