Avenida de África en silencio

[javier eguilaz]

Silencio, ni azucena
de un dios que me consuele.
Vivo para el recuerdo de lo que no he tenido;
he visitado cárceles,
hospitales, cuarteles,
he hablado con los locos, calmado a los perdidos,
pasado por los barrios donde habita la muerte
y entregado mi risa
al corazón vencido.

Y tú, que me dejaste el ritmo en la zozobra
y el alma desbocada,
con las dudas me abrigas,
amarras el silencio y el dolor aprisionas
para representarlos como una alondra herida
que canta cuando muere y en el llanto se ahoga.

Y tú que me arrancaste la luz de las farolas
me dejas con las sombras turbias de la Avenida.

Buen poema Enrique
La entereza, y la fortaleza, también se sublevan , ante los desánimos,...
Un fuerte abrazo Poeta
salud!
suerte
y sé feliz
cuídate mucho

[F. Enrique]

Ya sabes, Julio, lo que agradezco tus palabras, siempre atentas y agradables.

[F. Enrique]

Muchas gracias, Gerardo, por tus atentas palabras.

[F. Enrique]

Muchas gracias, Mirta, por esas palabras tan bellas que me dejas, y también por esa cita que es un canto abierto a la esperanza.

[Ricardo Linares]

Muy conseguida tu inspiración F. Enrique, con tu sentir en las letras uno se puede transportar y ver las imágenes que reflejas, mis felicitaciones.
Un abrazo con mi respeto.

[F. Enrique]

Muchas gracias, Rafel, por tus bellas palabras.

[F. Enrique]

Te he buscado, Ricardo, en la avenida del pasado, apenas unas palabras mal pronunciadas me separan de ti desde que te fuiste. Quiero decirte lo que significo Pink Floyd en su día, como activan sus miembros el cerebro de unos muchachos que no serían futuro, hoy visitan el nihil profundo, las autoridades no tienen sentimientos de culpa por no haberlos siquiera escolarizados. Esos muchachos eran musulmanes y conjugaban sin acierto las palabras de Roger Waters con el velo de unas madres que sacrificaban a sus hijos en la calle.

Un abrazo, Ricardo.

[F. Enrique]

Ya sabes, Joan, que soy tierno cuando soy maldito, que me perdía la boca cuando intentaba ser un sucedáneo de Sabina, que llevo pantalones largos porque sigo jugando a ser un niño perdido. Pero todo eso se acabó, a pesar de mi admiración por el poeta de Úbeda, doy por bueno seguir, a veces, su camino en las letras. Pero yo no tengo ansias de conquistas, ni mujer que olvidar ocupando la mía como ocupa mi recuerdo.

Los muchachos que habitaban las inmediaciones de la cárcel de los Rosales fueron arrastrados por una generación perdida y fugaz, abandonada en la calle donde corrían las pistolas y la heroína, siguiendo sus padres en la crianza la costumbre perniciosa del Norte de Marruecos de que los niños se educaran al aire libre. Discutían con nosotros y algo más, nos llamaban "getanos" para devolvernos que le llamáramos moros. Aún así sufrí mucho cuando vi sus fotografías en una comisaría, en muchas se indicaba que el hombre que posaba desafiante ya había muerto.

Se te echa de menos, socio. Gracias.

[F. Enrique]

También somos África. Qué hermoso poema, Enrique. Tiene un ritmo que lo envuelve amarrando con fuerza y embelleciendo el mensaje. Me ha gustado mucho.

Muchas gracias, Judit, a mi habitual queja amorosa, añadí un pasaje de nuestro apartheid particular.

Un abrazo.

[F. Enrique]

No hay nada más frágil
que la palabra cuando se vuelve nostalgia,
evoca sus calendarios, el camino recorrido,
y encierra su noche vieja en un poema.

En el pasado fuimos o lo pensamos, Cecilia, hay quien me dice con un tono de recriminación que recurro con frecuencia a la tristeza, que debo disfrutar la poesía sensual. Vamos a convenir que esa persona está en lo cierto, y qué se deduce de ello. No soy una persona triste, pero miro la realidad, de lo que está pasando, de lo que pasó y me encuentro de golpe que estamos invadidos por el dios de la tristeza que vendrá.

Muchas gracias, Cecilia. Un abrazo.

[F. Enrique]

Me gustó el poema . Durante un año de mili fuí ceutí. Hace ya sus años, pero siempre quedarán en la memoria. Un abrazo.

El azul se oscurece en el mar que me mira
y en este puerto errante, sin escala, ni sueño
la soledad camina hacia mis brazos fríos.

En mi petate, en mi rostro de sombras
tiemblan mis manos,
una fotografía y un beso sin caricias;
te has convertido en otra que ya no te conoce.

No soy quien atraviesa los vientos de tu espera
y desabrocha
tu blusa y el olvido
en el rincón en donde el alba te aguardaba.

Soy yo quien no conversa, no ríe, se atraganta
y llora en su alma herida,
soy yo quien miente,
se asusta y se enamora,
soy yo quien va vestido, en la fiesta sin gracia,
de un payaso profundo
de los días vacíos que laceran el rostro,
quien araña en los cables que no transmiten nada
y en los labios del itsmo las palabras perversas
que florecieron en la encrucijada
(Nocturno del puerto de Abyla - 1985)

Deduzco, Juan, por tu comentario que te gustó la ciudad, en la que somos más españoles que nadie sin importar el credo, a pesar de estar haciendo la mili. La lógica militar queda lejos de mi entendimiento; la patria son los ríos y las fuentes, la gente que trabaja por cuenta ajena, algunos poetas que escribían sobre sus pecados imperdonables y aquellos muchachos a quienes se les ponía un uniforme, y arrancaban de su casa y de su novia, para servir a un capitán con bigote y sable, con el pecho hundido por el peso de las medallas...

Un abrazo. Muchas gracias.

[F. Enrique]

Me impuse a mí mismo escribir este poema a modo de prólogo de un pequeño poemario, Ferreiro. Quise hablar de amor y acabé hablando también de abandono. Hablando con propiedad mis enemigos no eran musulmanes, no tenían, por no tener, ni religión, sino ansias de sobrevivir, casi ninguno de ellos ha llegado a viejo. Yo los temía, con motivo, porque todas las diferencias querían dirimirlas con la violencia. Sus víctimas propiciatoras éramos mi buen amigo "Getano", así lo bautizaron ellos, porque les había robado una novia de los Rosales y yo, porque era el más débil y sofisticado, y porque veían con claridad el miedo en mis ojos. Ahora siento un gran pesar al recordar sus fotografías, estoy seguro de que, con el transcurrir del tiempo, habríamos llegado a ser amigos.

Muchas gracias. Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Marius, sigo pensando en lo que dijo Boris Pasternak; "El poeta no tiene imaginación". Debemos pensar que es verdad todo lo que dice en "El doctor Zhivago". Aquí relato de una forma sugerida y sintética lo que no me hubiera gustado ver". Como decía el vividor de Catulo. Amo y odio Ceuta a la vez, pero al contrario que él, yo sí sé los motivos.

Muchas gracias. Un abrazo.

[F. Enrique]

Estas conversaciones con Laura dicen mucho de ti... Tal vez todos tuvimos a una Laura con quien regresar una y otra vez al punto en el que el silencio, la sombra, pareció adueñarse de nosotros.

Me gustó mucho, Enrique, como esa canción de Dylan que nos dejas, una de entre las 20 o 25 que compuso que más son de mi onda, como también lo es la dedicada a esa otra chica de las tierras del norte...

Un placer. Un cordial saludo.

Cuando más trato a Laura, menos la conozco, Enrique, tendré que acostumbrarme a ello. Es una estimable poeta, seguidora enfermiza de Cesare Pavese. Piensa que la poesía debe salir a la primera, a mí solo me ha enseñado ocho poemas que me obliga a destruir una vez los he leído, huelga decir que no se los ha enseñado a nadie más. Tampoco debo decir que no le gustan mis poemas escritos con cincel.Pero el tiempo pasa lentamente cuando estás perdido en un sueño, decía Dylan en el "New Morning" ¿Cuánto se tarda en escribir un poema?

Con nuestro aire de superioridad, los europeos ceutíes, hemos perdido la oportunidad de conocer el "dariya", el idioma que hablan los orgullosos habitantes del Norte de Marruecos, célebres por su rebeldía y su pobreza. Yo solo conozco algunos tacos y poco más; Ara el cora (échame la pelota"), Alli (Ven) y Ta pundi ma ("Tu puta madre").

Al parecer esa chica nórdica perdida en Nueva York, a la que se refiere Bob, es la que aparece caminando junto a él en la famosa portada del Freeweelin'.

Muchas gracias, Enrique. Un abrazo.

[F. Enrique]

Enrique, me parece un poema muy logrado, lo leo y me parece que lo vivo. Mis abrazos y felicitaciones.

(Hoy he cumplido 63 años, Marius, le acabo de escribir esto en Facebook a una amiga de la adolescencia que me ha regañado porque he hablado de vejez):

No creo que cambie nada a estas alturas donde aparecen los parches y a nuestro amor le duelen las alas, de todas formas pienso que prefiero un pesimismo valiente que sonríe a la sonrisa de un optimista ingenuo. Tengo claro que nunca encontraré la paz, se lo debo a mis sentimientos y a mi pensamiento, y a esta sociedad nuestra que castiga a los que dicen lo que ven con el muro de la indiferencia.

Esto último era lo que le pasaba a nuestra pequeña burguesía (a ella pertenecen una gran parte de los políticos arribistas) con respecto a los musulmanes. Todo cambió con el Plan de Dotaciones Básicas de 1987 que, aquí, en Ceuta sirvió casi exclusivamente para tramitar la nacionalización de los musulmanes, marginados en gran parte. Ahora votan y los políticos que los despreciaban les sonríen, estando como están en campaña permanente.

Muchas gracias, Marius. Un abrazo.