como si prisas tuvieran,
grandes zancadas las suyas
de inviernos a primaveras.
Van quemando en cada paso
el pábilo de una vela,
lágrimas que se deslizan
fundidas dejan estelas.
Y se acorta su tamaño,
y se acaban escaleras…
luego viene el precipicio
y un montón de cera muerta.
Así es la vida señores,
una vela no muy gruesa
que se apaga poco a poco,
que se quema con crudeza.
Caminando van los años
por senderos y veredas,
¡qué poco dura el pabilo,
cómo se extingue la cera,
qué corta la vida misma
y qué malditas quimeras!
Se acabaron los amores
los príncipes y princesas,
¡qué poco dura la vida,
cómo se pierde la guerra!