![Imagen](http://i.picasion.com/pic90/4eeb6a8a7cf89ec39cbd1848c9434348.gif)
permanecía el vaho de tus caricias,
una lluvia de manos desmedidas.
A intervalos cadentes, mis latidos,
soplaban hacia dentro su viento delicado y frondoso en fantasías,
y las almas de sal en mis heridas,
condensaban mi cuerpo,
perseguían gotículas, sudor en la retina.
Quise entonces nacer, mi sueño, un embrión
de filtros y papeles.
Todas tus hojarascas barrían hacia adentro.
En la tarde escuché desde múltiples
ángulos
la nube transitada por las aves, y el hielo se rompía,
caía en nuestra tierra la gloria y el sombrío
brillo del silencioso grito del algodón.
Como una vista acústica,
agucé mis sentidos, y la tensión del cielo
se aflojó hasta bañar tus ojos,
hasta hacerlos eternos.
Ahora solo me centro en horizontes,
donde el Sol se desprende de blancura,
y con mi piel crujida, fabrico nuestro fuego,
frotándome los besos.