
hoy caen rascacielos,
al profundo creyente se le indulta
justo antes de imprimir en sus ojos el viento,
al ateo la ciencia universal le revela sus fuentes,
una sonda al vacío,
una presta mañana,
un sonoro albedrío.
Cuando las leyes caigan como tablas
cotejaré la gravedad
con la diáspora, el éxodo,
la tierra prometida,
planeta dividido.
Mientras tanto la muerte no perdona,
cuando la Extremaunción humedezca mi frente,
cuando se apague el sol,
allá donde no hay nada más que agregar,
o allí donde otro cuerpo atrape
mis besos, mis poemas,
no le permitiré que disipe tu aura.