La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Ricardo López Castro escribió:Espectacular poema, amigo Manuel.
Me has dejado perplejo.
Como un carámbano o un escalofrío.
Lo que no pueda la imaginación no lo puede la poesía.
Enhorabuena.
Abrazos y felicidad, amigo mío.
Ricardo me alegro de tu perplejidad, ya que se produce por la lectura de un poema mio. Muchas gracias por tu simpático comentario, amigo.
Un fuerte abrazo.
Alejandro Costa escribió:Es un espectáculo de principio a fin.
Una delicada obra maestra, un poema de los que me gusta leer y de los que necesito leer.
El tema es precioso, las metáforas son geniales y el escrito una pequeña obra de arte.
Me ha encantado. Para leerlo y releerlo.
Un abrazo.
Amigo Alejandro, puedes imaginar la satisfacción que me produce un comentario como el tuyo. Muchas gracias. Este poema que ganó un premio con jurado compuesto por Luis Alberto de Cuenca, Sánchez Dragó etc, lo puedes escuchar , si te apetece, en You Tube, recitado por Tomás Galindo. Este es un recitador muy bueno. Basta con que metas en buscar el titulo del poema o mi nombre completo: Manuel Sánchez Pérez-Seoane.
Te agradezco mucho, como te digo, tus amables palabras que son un estímulo.
Un fuerte abrazo.
Manuel Sánchez escribió:Azzopardi mantiene que el espacio
busca su movimiento, porque aprecia
que el orden-- que es material de danza--
destruye la pureza del paisaje.
Ven a beber conmigo. Yo pagaré con gusto todo lo que me quieras obsequiar.
Hoy, treinta y tres de abril,
cumplo ya un día más y aún no encontré ese año que pueda recordarme,
ni un huésped que me explique por qué soy tan pequeño.
Para que me contengas
ahora soy partidario de mis debilidades.
De pronto surgen miles y miles de minutos
en los que voy a ti
con el ritmo teológico que imponen los recuerdos.
Una mujer con rasgos indefensos habla de la belleza
y yo escucho el sonido de las cosas futuras.
Conozco bien
que hay en cada horizonte
un modo diferente de mirarse por dentro,
y que cada crepúsculo
tiene formas distintas de transitar los ojos.
Es como si aprendieras
que hay infinitas noches para aplacar la piel,
y que detrás
de toda lentitud
nos espera su abrazo.
A esta edad disculpada
ya solo me distingue que me quieras.
Has estado aquí antes. Se nota. Los brazos del sillón
se han quedado muy quietos. En el aire un revuelo, y en la puerta
una forma de decir que te has ido.
Las cucharas padecen el mal del alimento. Las copas transparentan.
No sé que voy a hacer cuando no te imagine.
Desde que apreso un tiempo para amarte,
desde que no son horas,
soporto mal la muerte,
la advierto como un trueno iconoclasta.
A solas soy tan bello como el cuerpo de un héroe
o ese dolor de mar curado por el viento.
Estoy por todas partes.
Es decir, que ves como se acercan los minutos,
lo exacto, las estancias,
y el mundo que acostumbras te conoce.
No puedo asegurarlo, pero yo juraría
que he dejado mis huellas dactilares sobre la superficie de la palabra frío
y las cumbres nevadas ahora me reconocen.
Me conmueve la belleza de tu poema, lo encuentro refrescante como el agua. Tu sed es pura. Abrazos, Roxane
Un poema muy bello y bien escrito, Manuel, los tres versos finales lo cierran muy bien. Si me permites una pequeña apreciación, no me resulta atractivo el formato en en letra grande y azul (sobre azul). He pasado tu poema al formato "standard" y me gusta más, pero, por supuesto es solo una opinión personal. Mis felicitaciones y un cordial saludo, compañero.
Azzopardi mantiene que el espacio
busca su movimiento, porque aprecia
que el orden-- que es material de danza--
destruye la pureza del paisaje.
Ven a beber conmigo. Yo pagaré con gusto todo lo que me quieras obsequiar.
Hoy, treinta y tres de abril,
cumplo ya un día más y aún no encontré ese año que pueda recordarme,
ni un huésped que me explique por qué soy tan pequeño.
Para que me contengas
ahora soy partidario de mis debilidades.
De pronto surgen miles y miles de minutos
en los que voy a ti
con el ritmo teológico que imponen los recuerdos.
Una mujer con rasgos indefensos habla de la belleza
y yo escucho el sonido de las cosas futuras.
Conozco bien
que hay en cada horizonte
un modo diferente de mirarse por dentro,
y que cada crepúsculo
tiene formas distintas de transitar los ojos.
Es como si aprendieras
que hay infinitas noches para aplacar la piel,
y que detrás
de toda lentitud
nos espera su abrazo.
A esta edad disculpada
ya solo me distingue que me quieras.
Has estado aquí antes. Se nota. Los brazos del sillón
se han quedado muy quietos. En el aire un revuelo, y en la puerta
una forma de decir que te has ido.
Las cucharas padecen el mal del alimento. Las copas transparentan.
No sé que voy a hacer cuando no te imagine.
Desde que apreso un tiempo para amarte,
desde que no son horas,
soporto mal la muerte,
la advierto como un trueno iconoclasta.
A solas soy tan bello como el cuerpo de un héroe
o ese dolor de mar curado por el viento.
Estoy por todas partes.
Es decir, que ves como se acercan los minutos,
lo exacto, las estancias,
y el mundo que acostumbras te conoce.
No puedo asegurarlo, pero yo juraría
que he dejado mis huellas dactilares sobre la superficie de la palabra frío
y las cumbres nevadas ahora me reconocen.
Conozco bien
que hay en cada horizonte
un modo diferente de mirarse por dentro,
y que cada crepúsculo
tiene formas distintas de transitar los ojos.
Es como si aprendieras
que hay infinitas noches para aplacar la piel,
y que detrás
de toda lentitud
nos espera su abrazo.