Piedad

[pedro arguedas ibáñez]

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[Blanca Sandino]

Iba a decir que suena como una catarata, pero cuando terminé de leerlo me pareció que era más apropiado el sonido de la salmodia, por aquello de que a cada sílaba del texto corresponde un sonido de la melodía.

Supongo que los dioses se merecen todo lo malo que les pueda ocurrir, hasta que esperemos de ellos que hagan nuestro trabajo, ése que únicamente nosotros podemos hacer.

Tremendo poema.

Blanca

[Benjamín León]

Excelente poema, Pedro, poesía a manos llenas. El texto transcurre y transporta al lector con un tono que no se detiene, que cita y moviliza las fibras, que golpea o enseña. En algunos momentos el hablante toma una suerte de voz tipo sermón, y se dirige al lector amonestándolo. En otros, utiliza los hombres de la historia para su decir, y todo lo llena con lo sustantivo de sus declaraciones, con la emoción de sus principios. Un gran placer.

Un abrazo fraterno, Benjamín.

[Joan Port]

Me gusto amigo creo que tenenos cosas en comun, quizas el universo del derrotado el amor por el tullido vagabundo en fin, cosas mias, jajaja, eso si
buen poema, salud

[Rafael Teicher]

Un poema masivo, junguiano. Un periplo liminar, una pérdida de la conexidad sintáctico-burguesa mediante una cascada de arquetipos.

Lo he leído casi vertiginosamente, sin detenciones semánticas, pero tampoco con entusiasmo fonético, sino como pasando entre alas negras, ansiosamente suspenso, sospechando inminencias.

Un trabajo pirético, frondoso.

Además me gusta el Conde y la China!!!


Un saludo amigo Pedro!!!

Un abrazo sentido para ti, siempre te recuerdo y ahora tu presencia devuelve realidad a los recuerdos!

Rafael

[Esteban Granado]

Alta poesía que me parece a mí.

Un saludo,

Esteban

[pedro arguedas ibáñez]

Muchas gracias, Blanca, los dioses deben de merecer, creo, algo parecido a un castigo divino, y éste sólo puede ser impuesto por los superdioses ( hombre y dios van de la mano y además de espaldas ): Justicia, Amor, etc... y Verdad, aunque el verdadero nombre de la verdad, en mi opinión es Pasión. Un placer que te asomes, un abrazo grande.

[Blanca Sandino]

¿Un castigo divino?


Sí, seguro que sí, pero para eso deberíamos aceptar -yo lo acepto- que hay un Dios por encima de ellos y de nosotros. Un Dios en posesión de todos nuestros porqués, tan Dios, y tan hombre como nosotros, y tan justo como misericordioso, de modo que nada le impidera, tras haber vivido todos y cada unos de nuestros momentos, jugarnos con justicia y misericordia. Pero para aceptarlo, hay que creer, amigo mío. Yo tengo suerte, creo que es así. Estoy convencida. No porque tenga la fe del carbonero, ya me gustaría, ya, sino porque estoy segura, entre otras cosas, de que no es posible que haya tantas y tantas personas que pasen por esta vida haciendo el mal, y se vayan 'de rositas'.

Últimamente estamos algo... iba a decir místicos, pero no es la palabra adecuada, místico viene de misterio, y misterio no significa no entender, sino, incapacidad de abarcar.


Un placer, Pedro.


Blanca

Muchas gracias, Blanca, los dioses deben de merecer, creo, algo parecido a un castigo divino, y éste sólo puede ser impuesto por los superdioses ( hombre y dios van de la mano y además de espaldas ): Justicia, Amor, etc... y Verdad, aunque el verdadero nombre de la verdad, en mi opinión es Pasión. Un placer que te asomes, un abrazo grande.

[José Manuel F. Febles]

¿Un castigo divino?


Sí, seguro que sí, pero para eso deberíamos aceptar -yo lo acepto- que hay un Dios por encima de ellos y de nosotros. Un Dios en posesión de todos nuestros porqués, tan Dios, y tan hombre como nosotros, y tan justo como misericordioso, de modo que nada le impidera, tras haber vivido todos y cada unos de nuestros momentos, jugarnos con justicia y misericordia. Pero para aceptarlo, hay que creer, amigo mío. Yo tengo suerte, creo que es así. Estoy convencida. No porque tenga la fe del carbonero, ya me gustaría, ya, sino porque estoy segura, entre otras cosas, de que no es posible que haya tantas y tantas personas que pasen por esta vida haciendo el mal, y se vayan 'de rositas'.

Últimamente estamos algo... iba a decir místicos, pero no es la palabra adecuada, místico viene de misterio, y misterio no significa no entender, sino, incapacidad de abarcar.


Un placer, Pedro.


Blanca

Corroboro en su totalidad este honesto comentario de la excelente poeta Blanca Sandino.

Saludos.

José Manuel F. Febles

Muchas gracias, Blanca, los dioses deben de merecer, creo, algo parecido a un castigo divino, y éste sólo puede ser impuesto por los superdioses ( hombre y dios van de la mano y además de espaldas ): Justicia, Amor, etc... y Verdad, aunque el verdadero nombre de la verdad, en mi opinión es Pasión. Un placer que te asomes, un abrazo grande.

[pedro arguedas ibáñez]

Ostras, Blanca, pues qué decir, que tienes razón, claro. Yo soy torpe como un ruido, y voy a tratar de decirlo como pueda, que tienes razón, digo.
Yo no concibo que la gente pueda obrar el bien por la idea de una recompensa o salvación, me gusta creer que la gente hace el bien porque está en su naturaleza. Si creo eso, creo también que quien obra el mal lo hace por la misma razón. Para mí la idea de dios supremo, por encima de los demás dioses, que quizá no sean más que estadios antiguos pero presentes de ese mismo dios, tan paralelo, tan superpuesto y tan tangencial al desarrollo de la vida humana, es el arquetipo, el arjé elemental al que los griegos le dieron la forma natural del fuego, o del aire, para expresar precisamente, aunque de modo iniciático, hábilmente exoterizado, que Ideas como la Justicia o el Amor, tenían la misma consistencia, la misma presencia natural que tienen los elementos mencionados en la naturaleza, que son la misma naturaleza. El fuego calienta, alivia el frío, pero puede devorar la carne, quemar y arrasar. El aire puede ser una brisa refrescante, apacible, pero también un huracán, destructivo, asolador. Y consuela más que, cuando el elemento se torna así, exista la fe, la esperanza de que, ese mismo elemento, vuelva a ser el fuego del hogar, la brisa que ayuda a la meditación. Así Dios, como balanza cósmica, como Justicia verdadera, como equilibrio. Si ya trascendimos la Ley del Talión, si ya apagamos su falso mensaje de venganza, con la idea kármica de que el daño nos será devuelto, no por la misma mano de la víctima, y no bajo la misma forma del daño infligido, a mí me gusta pensar que puede irse más allá aún, que ese equilibrio se dará en el hecho de que alguien pueda decir, ayer fui malo, hoy bueno, pero conservo los recuerdos de mi maldad, para crecer yo y para ayudar a crecer a los demás. La falla de esto es que no quiero creer que alguien pueda decir, ayer fui bueno, hoy malo, porque el fuego nace de una chispa, y el aire, detenido, se deja respirar por la misma criatura que después echará a andar, con toda la sangre oxigenada, para obrar como quiera en su vida, pero que morirá, devolviéndolo al mundo en eso que llaman último suspiro. Me imagino una voz diciendo, chaval, vas a a estar respirando una y otra vez hasta que seas un buen tipo, hasta que el aire que devuelvas, encaje perfectamente en su molde, en su perfil, por mucho que hayas intentado malearlo. Pero ya digo, no quiero creerlo, ingenuo que soy.
Joder, qué rollazo, cuánta línea, perdóname, Blanca, no estoy acostumbrado. Muchas gracias por tu presencia, un abrazo bien grande.

[pedro arguedas ibáñez]

Muchas gracias, Benjamín, el placer para mí es tu presencia y tus palabras. Un abrazo grande.

[Blanca Sandino]

Mañana no solo tengo un examen (de ahí esta hora tan ... puff), sino que antes he de solucionar un tema que tengo pendiente para el día 30. Ese dia no estaré aquí, así que, salvo que encontrara la forma de estar allí y aquí al mismo tiempo, me va a ser imposible, de modo que prefiero arreglarlo aunque conseguirlo me suponga un desgaste extra.

Quería decirte que te he leído y que en tanto lo hacía, pensaba en esos bailes típicos de algunas zonas nuestras: cintas, imagina un palitroque : ) del que penden cintas de diversos colores al final de las cuales hay una persona. Cada persona conoce lo que ha de hacer, pero sólo lo que ha de hacer ella, sin embargo, quienes contemplan el espectáculo, ven su cinta y las de los demás formando distintas figuras, figuras que confieren un todo a los ojos del espectador.

Nuestra visión no es completa, Pedro. No deberíamos, por mucho que nuestros conocimientos fueran tan firmes e intensos que nos lo aconsejaran, ignorar que somos, -siendo enormemente grandes-, limitados. Sólo quien sabe que sabe tanto que nada sabe, es capaz, desde la humildad, de seguir aprendiendo, de dejarse enseñar.


Me es difícil, me temo que no me han concedido el don de los profetas, explicarme de otra forma, sólo puedo decir que yo creo que Dios no me va a pedir nada que no me haya concedido, por lo tanto, no acepto el porque sí. Ni que el conocimiento de Dios esté reservado para cuatro privilegiados, ni que, que sea un misterio, me impida -por mi incapacidad- adentrarme en él. No. No. Podré ser la menor, la menos importante, pero mi padre es mi padre y tengo el mismo derecho a conocerle -en mi medida, como ocurre en la vida que vivimos- que el más inteligente de mis hermanos. Y no luego, ni más tarde, cuando me muera, no: ahora. Ahora, y no porque yo lo haya decidido así, sino porque él me lo ha prometido. Si me lo hubieras prometido tú, te creería. Entonces, qué razón hay para que no le crea a él.


Bueno, hasta mañana (hoy ya), como te he dicho, me espera un día dificilillo.


Blanca

Ostras, Blanca, pues qué decir, que tienes razón, claro. Yo soy torpe como un ruido, y voy a tratar de decirlo como pueda, que tienes razón, digo.
Yo no concibo que la gente pueda obrar el bien por la idea de una recompensa o salvación, me gusta creer que la gente hace el bien porque está en su naturaleza. Si creo eso, creo también que quien obra el mal lo hace por la misma razón. Para mí la idea de dios supremo, por encima de los demás dioses, que quizá no sean más que estadios antiguos pero presentes de ese mismo dios, tan paralelo, tan superpuesto y tan tangencial al desarrollo de la vida humana, es el arquetipo, el arjé elemental al que los griegos le dieron la forma natural del fuego, o del aire, para expresar precisamente, aunque de modo iniciático, hábilmente exoterizado, que Ideas como la Justicia o el Amor, tenían la misma consistencia, la misma presencia natural que tienen los elementos mencionados en la naturaleza, que son la misma naturaleza. El fuego calienta, alivia el frío, pero puede devorar la carne, quemar y arrasar. El aire puede ser una brisa refrescante, apacible, pero también un huracán, destructivo, asolador. Y consuela más que, cuando el elemento se torna así, exista la fe, la esperanza de que, ese mismo elemento, vuelva a ser el fuego del hogar, la brisa que ayuda a la meditación. Así Dios, como balanza cósmica, como Justicia verdadera, como equilibrio. Si ya trascendimos la Ley del Talión, si ya apagamos su falso mensaje de venganza, con la idea kármica de que el daño nos será devuelto, no por la misma mano de la víctima, y no bajo la misma forma del daño infligido, a mí me gusta pensar que puede irse más allá aún, que ese equilibrio se dará en el hecho de que alguien pueda decir, ayer fui malo, hoy bueno, pero conservo los recuerdos de mi maldad, para crecer yo y para ayudar a crecer a los demás. La falla de esto es que no quiero creer que alguien pueda decir, ayer fui bueno, hoy malo, porque el fuego nace de una chispa, y el aire, detenido, se deja respirar por la misma criatura que después echará a andar, con toda la sangre oxigenada, para obrar como quiera en su vida, pero que morirá, devolviéndolo al mundo en eso que llaman último suspiro. Me imagino una voz diciendo, chaval, vas a a estar respirando una y otra vez hasta que seas un buen tipo, hasta que el aire que devuelvas, encaje perfectamente en su molde, en su perfil, por mucho que hayas intentado malearlo. Pero ya digo, no quiero creerlo, ingenuo que soy.
Joder, qué rollazo, cuánta línea, perdóname, Blanca, no estoy acostumbrado. Muchas gracias por tu presencia, un abrazo bien grande.

[pedro arguedas ibáñez]

Joan, pues seguro que sí, cosas en común, el amigo Leopoldo, por ejemplo. Un abrazo, y gracias por pasarte.

[carmen iglesia]

Créeme, ha sido un placer tener la oportunidad de regresar al vértigo de tu poesía...

Un abrazo,

Carmen

[pedro arguedas ibáñez]

Muchas gracias, Rafael, tus palabras siempre alientan. Un gran abrazo para ti.