
un momento de gloria.
Se pudo divisar a través de la dicha, el amor o la poesía.
No se fue a ningún sitio, derivó su propósito
en la idealización de todos los conceptos.
En el trabajo humano por hacer de este mundo
un lugar entendible.
Algo que no se va con un plumazo.
Algo tal como eso quería destruir cierto trastorno.
Afectados, los seres y los cielos, fue perdiendo su esencia.
Algo tan diminuto -espacio de tiempo-
prosiguió con su timbre de saeta,
como un pájaro herido, contra algún parabrisas -metafóricamente hablando-.
En el caos se abrió una brecha de sangre.
Hasta que el caos nació.
¿Qué fue lo que pasó?
Ese mismo desorden clamaba por control.
El opuesto reside en la mirada del hombre.
Hasta que a corazón de tripas nos penetre.