y en especial a Marius, Rafel y Fe.
Ahora, que no hay pan
ni circo,
un hombre solo
se mira las manos.
Tomás Quintín
Hembras y santos varones,curas, putas y mancebos
grises; torpes y mezquinos,
mendigos y caballeros
carcamales, escritores:
pronto pasará este invierno.
Escuchen el martinete
de aquestos años severos;
lo cuento tal como es,
ni un ápice cambio de ello.
Desde un sitio inverosímil
cuadró Messi con Picasso,
el balón llegó al Profeta
que vio sin marca a Gargallo,
y éste, con la cruz de Tàpies,
remató el gol del fracaso.
.
(Fin de la primera parte
que no pinta nada en esto,
la siguiente es la que vale,
no me juzguen sin el resto.)
Cristian Dior, desde el balcón,
mira triste hacia abajo
donde las farolas pastan
sus vidrios iluminados.
Sin diseño en que apoyarse,
solo, es hombre sin paso.
Las estrías son los huesos
que salvan con luz al barro:
son un camino desierto
que lleva hasta el ocaso,
la caricia de los perros
que copulan desahuciados.
(Fin de la segunda parte
-estas dos son de relleno-,
la tercera es la que vale
sigan escuchando prestos.)
Cincuenta metros sin césped;
un hombre, preso en el paro,
mira al hijo cómo estudia;
su esposa guisa estofado
con las últimas cebollas;
sin carne, se inventa el caldo;
con mentiras y adoquines
fina de sueños al plato.
Él deseaba ir al mar,
ella percibir el trazo
de las olas en su frente.
Juntos, el mito añorado
de la libertad perdida
en el edén, hoy, amargo.
Con mentiras y adoquines,
el sulfhídrico es un tango,
la bella danza de Shiva
que en su ciclo arrebatado,
diluye los fundamentos
y abre la tierra de un tajo.
Y aquí se acaba el romance
que en el pliego escrito está,
sólo dos céntimos cuesta
a quien lo quiera llevar.
Armilo Brotón