Las 24 flores de los cerezos - VIII - La noche en los patios

[Lunamar Solano]

Preciosos versos que se expanden para introducirnos en esa atmósfera íntima que los inspira...
Un gusto leerte querido amigo...espero te encuentres bien tú y tu familia...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Julio Gonzalez Alonso]

A veces creo que nos transportas a los mundos oníricos de H.P. Lovecrafft, otras a los jardines salvajes del más extremado romanticismo; siempre, a la poesía, amigo Ferreiro. Abrazo grande.
Salud.

[Ignacio Mincholed]

Todo esto ocurría dentro de nosotros…
El poeta como alquimista, destilando la noche interior hasta la esencia, idea y palabra gota a gota.
Que fácil parece esa labor cuando la mano del lápiz se integra con la sensibilidad hasta llevarnos a esa región que nunca vimos.

Felicidades J.J., un fuerte abrazo.
Ignacio

[J. J. Martínez Ferreiro]

Muy bello trabajo, amigo Ferreiro.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias, cheif, por tu paso y disfrute en estos versos.

Un abrazo y salud más que nunca.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Ferreiro,

me parece un magnífico poema, amigo. En una línea que llevas ahora, más accesible, menos hermética. Me gusta mucho como consigues trasmitir el ambiente nocturno, delicado e íntimo, con imágenes bellas y bien conseguidas.

Me gusta mucho.
Abrazos.

Gracias, Pablo. Celebro que hayas disfrutado en estos versos.

Un fuerte abrazo, querido amigo, y salud más que nunca.

[Ramón Carballal]

Magníficas imágenes. Un lujo tu poesía. Forte aperta.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Qué maravilla...Últimamente no puedo comentar mucho, compañero,
pero he leído y he disfrutado cada una de tus flores...
En marzo, aquí cerquita,en el Valle del Jerte estallará la primavera blanca
y los cerezos celebrarán tus azules pensamientos.Un abrazo.

Gracias, Rosario, por tu paso y generosos comentarios. Seguro que El Valle del Jerte se vistió de lujo para tus ojos.

Bicos e saúde.

[E. R. Aristy]

Entraba la noche en los patios con sus largas piernas velludas.
Desde el ángulo más lejano se percibía el parpadeo de un murmullo
que dispersaba el viento más allá del marco de sombra.

Al frente estaba la terraza iluminada por la luna,
tu perfil enmarcado en el farol
y cuatro gatos nimbados mirándote
—te aproximaban sus cabezas para que las acariciaras,
los lomos para que los rascases suavemente.

Todo esto ocurría dentro de nosotros,
en los pedazos de nosotros que aún permanecían incólumes,
en un alma nuestra que habitó estos lugares
y que ahora entraba como una tijera en la tela,
haciendo recortes de espacio pródigamente colorido,
con sus frescos de estrellas y horizontes posibles,
astros y nebulosas lúbricas,
y un hilo de oro en la penumbra
que nos llevaba a aquella fascinante región que nunca vimos.

Allí, en la terraza,
el sueño es una especie de garabato
que se transforma en perlas húmedas
derramándose entre los dedos,
sonando como carillones de campanas tañendo,
haciendo levitar a los amantes
que cuidan los inmarcesibles fuegos de la noche.

Una maravilla, Ferreiro. El poema posee la calidad de las visiones y de las presencias que testifican lo ignoto y lo que aparece ante el ojo, iluminado. Fascinante! Un abrazo grande, ERA

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un gran trabajo, Martínez Ferreiro.

Me quedo con los últimos versos que para mí son un poema en si mismos :

Allí, en la noche de la terraza,
el sueño es una especie de garabato
que se transforma en perlas húmedas
derramándose entre los dedos,
que suenan como carillones de campanas tañendo,
haciendo levitar a los amantes
que cuidan del inmarcesible fuego de la tierra

Un placer su lectura.

Un abrazo.

Gracias, Gustavo, por tu paso y generosos comentarios.

Abrazos y salud.