por los reversos magnéticos
me señalan tus plenilunios
en abiertas resonancias,
mientras crecen en los recovecos
las imperiales luciérnagas
que se abren paso en la oscuridad
de mi alma;
cimbra el silencio,
volviéndose eclosión de tinta;
colgantes transparencias
que destilan almíbar
sobre el fractal de mis versos;
en el arte de tamizar la fuga infinita…
Oh, bucle de ataraxias,
te llamo lengua;
pigmento de luz
desplegado
en los sedales de la noche;
resplandeciendo,
cuando atados al cielo
los tejados dulces,
vueltos agua,
te siembran en mis dedos…