
he brotado, al igual que una primavera sin ciclo,
laboriosa,
todos los astros han puesto de su parte
-Quizá esto no sea suficiente para que tú me leas la palma de mi mano.-.
Impredecible beso, tu sombra apuñalada por la boca del cosmos,
magnificando espacios, ensanchando adoquines, laberintos de asfalto
recorreremos juntos -Te lo digo a ti solo, que me entiendes, solo cuando estás solo.-,
esta decrepitud, la forzada sonrisa en las esquinas.
Contigo, me regalo en cierto modo a un ser inalcanzable.
No te hablo de amor, solo de ver la luz virgen, desde tu prisma.
La mía se ha quedado rezagada.
El rebaño de claridades,
no
admite ovejas negras.
Tan presente en el cuerpo como en lo artificial,
suelta siempre la mano de su hija.
Recién nacida, el agua moja igual que la inocencia.
Manantial de resquicios, mapa que se desdobla,
se arruga entre mis dientes.
¿Qué es eso?
Lo natural de todas tus preguntas me transporta a tu ombligo.
Es cierto, necesita el vigor de la vida,
esta conversación nunca tuvo lugar,
una historia real,
no puedes construirla.
-Hijo mío, te siento, estás llegando,
te protejo con dudas, y tus necesidades se reducen al tiempo.-.
-Y no salgas de mí como una bala,
aunque me falte el aire, te cubriré de carne.-.
Y no puedo alcanzar el calendario de los días tachados.
Y no puedo enseñarte.
-Y el idioma del niño se perdió por completo en el feto.-.
Pero te quiero, criatura mía,
las cuevas de tus ojos son lumínicas,
y el capricho, sea ya de quien sea, solo es mío.
"Qué bellas cosas dices,
si supiera escucharte, verte, incluso olerte,
jamás castigaría tus cánones,
la etiqueta que pones en mi pecho.-."