La 24 flores de los cerezos - I - Corbain abrió los ojos

[Marius Gabureanu]

Magnifico poema, querido amigo. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras, Ferreiro.

[J. J. Martínez Ferreiro]

"Corbain abrió los ojos como abren los girasoles"

y el poeta Ferreiro abrió su alma y la entrega en versos.
Qué maravilla, compañero,
un lujo azul para los fríos de noviembre.
Un abrazo, amigo.

Gracias, Señora Rosario, por disfrutar tan generosamente de estos versos. Es todo un honor.


Bicos y abrazos, querida amiga.

[Ricardo Serna G]

Corbain abrió los ojos como abren los girasoles
y miró el mar crecido, esférico,
con su viejas pezuñas en la costa,
siempre con la intención de asalto;
el ímpetu de conquista es muy tenaz
al amparo de los cantiles.

Maestro

El peligro de un mar enfurecido
abre el miedo, abre los ojos
y piensa que el hombre
es tan pequeño
como la arena ....


Hermosos versos con la calidad de tu maestría

Un abrazo fuerte de martes
Ánimo

[Ramón Castro Méndez]

"Corbain abrió los ojos... y pensó:
--Despu´´es de la tormenta,
una vez que las aguas han pasado a través de mí,
en el fondo del mar los ahogados abren sus grandes ojos blancos,
mientras la luz enreda las velas en el delirio de los navegantes."


Me ha entusiasmado el poema. Me encantan las imágenes, lo hacen tan visual que uno, mientras lee, llega a situarse en esos paisajes. Una vez son paisajes de exterior y otras de interior, es como descorrer el velo de la intimidad.
Mi felicitación y aplauso, amigo ¨Ferreiro.
Norabua.

Un fuerte abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Vuelve Corbain en esta nueva serie que retomo y disfruto.
Gracias por la serena belleza.

Biquiños

Gracias “Marisiña“ por tu paso y generosos comentarios. Es un honor que hayas disfrutado de estos versos.

Bicos e saúde.

[Rafel Calle]

Corbain, el personaje (ficticio) primordial en la poesía de J. J. Martínez Ferreiro, en todo su esplendor.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Gracias, amigo Óscar, por este chorro de generoso chocolate que viertes sobre mi obra poética, y particularmente en el personaje de Corbain, que se relame goloso por todo el cuerpo

Abrazos y salud, querido amigo.

[Mirta Elena Tessio]

Corbain abrió los ojos como abren los girasoles
y miró el mar crecido, esférico,
con su viejas pezuñas en la costa,
siempre con la intención de asalto;
el ímpetu de conquista es muy tenaz
al amparo de los cantiles.

Corbain abrió los ojos... y pensó:
—Después de la tormenta,
una vez que las aguas han pasado a través de mí,
en el fondo del mar los ahogados abren sus grandes ojos blancos,
mientras la luz enreda las velas en el delirio de los navegantes.

Avanzaba la fiebre en el interior de los astros,
y la obscuridad era la luz de vida, energía
de avance de las plantas sudadas por las piedras,
no sujetas a las rutinas de podredumbre.

Tiritando los nombres que recordaba
y la lluvia que los traía desde un lejano mar de nombres,
Corbain cerró los ojos en un puño y pensó:
—Las apariencias y el enigmático color de la piedra
son los primeros hallazgos del camino.
Aquel lugar que se llena al fondo del paisaje
quizá sea el hogar, el mundo,
quizá el regreso.

Son versos que emocionan gratamente. Me encantan las comparaciones que haces y nunca faltan en tus
poemas el paisaje y el enigmático mar.
La última estrofa me ha encantado. Besos. Mirta.-

[Armilo Brotón]

Cuando poetas, que nos habitan, hablan con libertad la lírica que destilan se engrandece porque no existen cortapisas que mutilen su voz. He aquí un ejemplo grande de ello. Hermano cuando habla Corbain yo callo y escucho. Has iniciado esta serie con un poema muy apropiado, pues es una sugerencia a abrir los ojos, una metáfora de lo que es la poesía. Encontré dos epítetos, para que no se piense que siempre te achocolato. El formato, con esos exquisitos diálogos, me gustó mucho pues generan una cercanía del poeta con su lector, dando vida a la acción poética, como si de una performance se tratara.
Un abrazo, hermano, y salud

[E. R. Aristy]

Corbain abrió los ojos como abren los girasoles
y miró el mar crecido, esférico,
con su viejas pezuñas en la costa,
siempre con la intención de asalto;
el ímpetu de conquista es muy tenaz
al amparo de los cantiles.

Corbain abrió los ojos... y pensó:
—Después de la tormenta,
una vez que las aguas han pasado a través de mí,
en el fondo del mar los ahogados abren sus grandes ojos blancos,
mientras la luz enreda las velas en el delirio de los navegantes.

Avanzaba la fiebre en el interior de los astros,
y la obscuridad era la luz de vida, energía
de avance de las plantas sudadas por las piedras,
no sujetas a las rutinas de podredumbre.

Tiritando los nombres que recordaba
y la lluvia que los traía desde un lejano mar de nombres,
Corbain cerró los ojos en un puño y pensó:
—Las apariencias y el enigmático color de la piedra
son los primeros hallazgos del camino.
Aquel lugar que se llena al fondo del paisaje
quizá sea el hogar, el mundo,
quizá el regreso.

Le has dado vida, voz, relevancia a Corbain. Eso es un talento aparte a tus muchos talentos, Ferreiro. Un abrazo, ERA