de niño de amor fue preso,
de niño su primer beso…
de niño el gran soñador.
Aprendiz de trovador,
de inocencia en su mirar,
conjugaba el verbo amar
ante su adorada niña
y unidos como una piña,
juraron ir al altar.
Pero el hacha del destino
miserable y despiadada,
dejó los sueños en nada
a mitad de un mal camino.
El corazón que en un pino
grabaron como memoria,
puso final a la historia
de un amor de adolescente.
El niño parece ausente,
la niña se fue a la gloria.
Ya los años han pasado
y el joven barbilampiño,
perdió los sueños de niño
y se apoya en un cayado.
Mas el fuego no apagado
mantiene viva la llama
y el lugar donde en la cama
soñaba haberla tenido.
Y es que perdió hasta el sentido
y es que la muerte lo llama.
Recostado en su butaca
callado y ensimismado,
es tanto lo que ha llorado
que tiene mirada opaca.
Poco o nada en él destaca
más allá de su tristeza,
su mente cobra viveza
pensando que en el hatillo,
lleva un retrato amarillo
cual si fuera su riqueza.
Foto de su amor primero
que le produce pasiones.
¡No mueren dos corazones
cuando el cariño es sincero!
Y mira con tanto esmero
la foto de cuando en cuando
como de estar aguardando
volverse a unir con ella;
ojalá que en una estrella,
la niña lo esté esperando.