Vestida de ti,
emanada de la hoguera,
renazco en el apogeo
de los números felices.
Me has visionado
en los hoyuelos de la catarsis,
en la exogénesis del primer beso.
Contemplas el único basto
caer sin fuerzas
en la trampa del tiempo,
desolado tiempo que araña,
la mesilla de noche
ante un orfidal coloreado de lumbre.
Entonces imploras el seis,
tan amado en el recuerdo,
mientras el siete,
hace bullir el vacío hambriento
de tu piel callada.
Vestida de ti,
fuego ineludible,
soy la respuesta
a todas tus preguntas.
.