Centellea mi silencio;
le escarba la noche de tu osadía
con sus bombardeos fulminantes…
Oh, perfume de luz,
enraizándose
en el único lugar donde crecen los soles
y se desviste la luna de su escarcha;
en los aposentos que fecundan
el ardiente crepitar del alma…
Tu sola presencia
es fuego líquido que me recorre;
tu sólido reflejo,
reverberando en mis ojos,
es tan verdad que se escapa del hollín del día a día,
transformándose en luciérnaga de aire puro
para oxigenar las fuentes simbólicas
que abren los reversos en extravío…
Bruñido y danzante mi aliento
destruye las rémoras asidas al impulso;
nombrarte es acrisolar la poesía
que vive dentro de todo lo tuyo…
le escarba la noche de tu osadía
con sus bombardeos fulminantes…
Oh, perfume de luz,
enraizándose
en el único lugar donde crecen los soles
y se desviste la luna de su escarcha;
en los aposentos que fecundan
el ardiente crepitar del alma…
Tu sola presencia
es fuego líquido que me recorre;
tu sólido reflejo,
reverberando en mis ojos,
es tan verdad que se escapa del hollín del día a día,
transformándose en luciérnaga de aire puro
para oxigenar las fuentes simbólicas
que abren los reversos en extravío…
Bruñido y danzante mi aliento
destruye las rémoras asidas al impulso;
nombrarte es acrisolar la poesía
que vive dentro de todo lo tuyo…
