A su lado Van Gogh hizo girar los astros

[J. J. Martínez Ferreiro]

Imágenes deslumbrantes, sensualidad, fuerza. Un poema bellísimo, J.J.

Bicos y mis aplausos una vez más.

Gracias Aubriel. Celebro que lo hayas disfrutado.

Biquiños

[J. J. Martínez Ferreiro]

Empleas tantas y tan buenas imágenes que uno se siente desbordado de poesía. Lo bueno es que además dan ganas de escribir.
Un abrazo fuerte y mi felicitación por tu trabajo.
J. manuel

Qué más pedir si además de que las letras de uno gusten, también motivan a escribir.

Gracias por todo, querido amigo.

Un abrazo

[Mario Martínez]

Hola J. J.

Sensualidad y belleza unidos a excelentes imágenes y a la perfección del lenguaje que siempre empleas, amigo mío.
Hermoso. Un abrazo.

Mario.

[Marius Gabureanu]

Un poema magnifico en todo su decir, una gran lección de poesía, querido amigo. Muchos abrazos y felicitaciones.

[Julio Gonzalez Alonso]

Y JJM Ferreiro hace girar las constelaciones del verso sin inmutarse... ¡salud, buena mesa de mar y godello!

[Rafel Calle]

Hermoso, evocador y lleno del inigualable poderío de la palabra, amigo Ferreiro.
Felicidades.
Abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Hola J. J.

Sensualidad y belleza unidos a excelentes imágenes y a la perfección del lenguaje que siempre empleas, amigo mío.
Hermoso. Un abrazo.

Mario.

Graciñas, viejo amigo. Se te echa de menos por estos lares. A ver si alguna vez nos haces una visita.

Un fuerte abrazo.

[Lunamar Solano]

Desbordante de emociones querido amigo... preciosas imágenes...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[xaime oroza carballo]

Cuando a ella arribó el peso de los días,
yo abrigaba sus párpados rendidos;
el llanto le temblaba de una manera indefinible.
Muy suavemente abrí los labios
rozando la miel de su cuerpo,
mimando las más íntimas abejas.
De sus alrededores, desbocado como una exhalación,
llegó el fulgor de las manzanas escanciando su oro embravecido.
En el curso fluvial de su fragancia giraba el mar,
todo el agua de mis pupilas.

Y las ballenas naufragaron varadas en su vientre.
Y germinaron algas laminarias
que manoseaban mis poemas.
Y a su lado Van Gogh hizo girar los astros.

Pero también crecieron
líquenes corrosivos que le hendían las manos.
A sus pestañas llenas de adverbios,
a sus sábanas de mujeres polimerizadas,
arribó el peso de los días,

llegó ese instante obstruido
que siempre impregna el silencio urbano.

Espléndido o poema, meu, sí, hai que saír máis ao silencio do monte.
Unha aperta. Grazas por esta delicadeza engaiolante