
II
Me tienes como un fluido plumaje de escorsor y nieves.
Omnisciente
te he sentido llenar mis recesos de incomprensibles alas.
El olvido es eso,
dar vueltas en frondosas paredes consumadas con la extraña música del dolor
y del desdoble turbio de esferas cundidas de signos.
Te atreves a no entender aquel simple principio,
negándome no dejo de ser.
Ni la sombra
ni la realización de no querer poseerte
me libra del hábitat contundente de vivir castigado por ti.
Solo, en el Todo, levita mi desangelada Mitra. Mi halo es el alba.
E. R. Aristy