durante años he llevado el silencio en la garganta
como el sacrificio de una deuda,
pero ha llegado el momento de cantarle
una elegía al pasado.
(Alda Merini - Versión: F. E.León)
las calles no parecen tener el mismo color
ni las mismas camisas ofrecidas al viento,
apenas quedan vidrieras en las que reflejar nuestras emociones
y nuestra añoranza de lo que nunca ocurrió,
caminamos entre las cenizas de un pensamiento
que no llegamos nunca a poseer,
entre árboles extraños que perdieron sus raíces
y ya no distinguen
las sombras de los geranios blancos
que reman lentas en la mirada del crepúsculo
de los estantes que arañan el antiguo resplandor
de la huella de Camus sobre los adoquines
plegada en el papel que nunca llegué a enviarte.
Unos besos atravesados que se ocultan en las ramas
de las arterias caídas que sufren las direcciones de los puentes
me recuerdan
que los amantes que fuimos se fueron a buscar otra espesura
cuya penetrante melancolía
se derrama en la urna oscura de los himnos elegíacos
que no encuentran unos labios para que vuelvan
a ser besados en la túnica abierta
de los paseos cenicientos que los sauces aroman,
para que puedan entonar en el pasado una palabra de amor
que ahogue un largo poema de resentimiento
en la tarde más triste adonde huía el invierno más cruel.