¡Ojos!

[Alejandro Costa]

Cuando unos ojos lloran, ya casi nada importa la mirada.

Ese cristal con la esencia del silencio más evocador.

Ese cristal tan frágil, tan uniforme,
tan resentido, vivaz, ilusionado, iluminado,
dolorido y también enamorado.

Una mirada es como la voz de la mañana,
la brisa que riza la ola del mar,
la llamada de felicidad
y ese desprecio como señal de despedida.

Es el enfado de un capítulo de vida,
la rúbrica de que el ayer, fue tan solo otro ayer,
de que el amor se enfurece
cuando sobran las mentiras,
cuando ya no se escuchan las palabras.

Es dolor adornado de cataratas,
grietas de marcas rojizas y húmedas,
es sentimiento ataviado de corazón,
agonía y sollozo de un alma golpeada.
Es felicidad pasajera,
más cuando los latidos se disparan
se desboca toda su brillante estela,
su desbordante mirada de zafiro.

Ella, él, los alejados,
los inseparables, los malcriados,
aquellos del ayer, éstos de hoy,
los que no callan,
los que no hablan,
los que no escuchan
y hasta los que no ven,
todos desprenden alguna mirada,
todos son capaces de hacer sentir,
y todos, absolutamente todos,
saben llorar.

Pero no es tan importante la mirada
cuando unos ojos lloran sin sentido.

El verdadero sentimiento nace
cuando los ojos brillan, aunque no vean.

[Hallie Hernández Alfaro]

Alejandro, me impresiona el desarrollo de tus poemas; vas esculpiendo con ingenio, plasmando con fuerza emotiva y cuando llegamos al final el corazón no puede menos que asentir.

Felicitaciones sinceras, amigo; abrazos.

[Pilar Morte]

Precioso poema con un logrado final.
Me gustaron tus versos.
Abrazos
Pilar

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo, amigo Alejandro.
Abrazos.

[E. R. Aristy]

Cuando unos ojos lloran, ya casi nada importa la mirada.

Ese cristal con la esencia del silencio más evocador.

Ese cristal tan frágil, tan uniforme,
tan resentido, vivaz, ilusionado, iluminado,
dolorido y también enamorado.

Una mirada es como la voz de la mañana,
la brisa que riza la ola del mar,
la llamada de felicidad
y ese desprecio como señal de despedida.

Es el enfado de un capítulo de vida,
la rúbrica de que el ayer, fue tan solo otro ayer,
de que el amor se enfurece
cuando sobran las mentiras,
cuando ya no se escuchan las palabras.

Es dolor adornado de cataratas,
grietas de marcas rojizas y húmedas,
es sentimiento ataviado de corazón,
agonía y sollozo de un alma golpeada.
Es felicidad pasajera,
más cuando los latidos se disparan
se desboca toda su brillante estela,
su desbordante mirada de zafiro.

Ella, él, los alejados,
los inseparables, los malcriados,
aquellos del ayer, éstos de hoy,
los que no callan,
los que no hablan,
los que no escuchan
y hasta los que no ven,
todos desprenden alguna mirada,
todos son capaces de hacer sentir,
y todos, absolutamente todos,
saben llorar.

Pero no es tan importante la mirada
cuando unos ojos lloran sin sentido.

El verdadero sentimiento nace
cuando los ojos brillan, aunque no vean.

Hermosa mirada reflexiva, Alejandro. "Ella, él, los alejados,
los inseparables, los malcriados,
aquellos del ayer, éstos de hoy,
los que no callan,
los que no hablan,
los que no escuchan
y hasta los que no ven,
todos desprenden alguna mirada,
todos son capaces de hacer sentir,
y todos, absolutamente todos,
saben llorar."



No todas las lagrimas son liquidas. Hay lagrimas en las venas y que duro es no poder llorarlas! Tu poema exhibe gran sensibilidad y humanismo. Un abrazo, poeta. ERA

[Lunamar Solano]

Bello, profundo y sensible despliegue querido amigo... un conmovedor recorrido nos regalas...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[Alejandro Costa]

Alejandro, me impresiona el desarrollo de tus poemas; vas esculpiendo con ingenio, plasmando con fuerza emotiva y cuando llegamos al final el corazón no puede menos que asentir.

Felicitaciones sinceras, amigo; abrazos.

Muchas gracias por entregarme tu cariño.

Un besazo.

[Alejandro Costa]

Precioso poema con un logrado final.
Me gustaron tus versos.
Abrazos
Pilar

Gracias Pilar, muy amable.

Besos

[Alejandro Costa]

Hermoso trabajo, amigo Alejandro.
Abrazos.

Gracias.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Cuando unos ojos lloran, ya casi nada importa la mirada.

Ese cristal con la esencia del silencio más evocador.

Ese cristal tan frágil, tan uniforme,
tan resentido, vivaz, ilusionado, iluminado,
dolorido y también enamorado.

Una mirada es como la voz de la mañana,
la brisa que riza la ola del mar,
la llamada de felicidad
y ese desprecio como señal de despedida.

Es el enfado de un capítulo de vida,
la rúbrica de que el ayer, fue tan solo otro ayer,
de que el amor se enfurece
cuando sobran las mentiras,
cuando ya no se escuchan las palabras.

Es dolor adornado de cataratas,
grietas de marcas rojizas y húmedas,
es sentimiento ataviado de corazón,
agonía y sollozo de un alma golpeada.
Es felicidad pasajera,
más cuando los latidos se disparan
se desboca toda su brillante estela,
su desbordante mirada de zafiro.

Ella, él, los alejados,
los inseparables, los malcriados,
aquellos del ayer, éstos de hoy,
los que no callan,
los que no hablan,
los que no escuchan
y hasta los que no ven,
todos desprenden alguna mirada,
todos son capaces de hacer sentir,
y todos, absolutamente todos,
saben llorar.

Pero no es tan importante la mirada
cuando unos ojos lloran sin sentido.

El verdadero sentimiento nace
cuando los ojos brillan, aunque no vean.

Hermosa mirada reflexiva, Alejandro. "Ella, él, los alejados,
los inseparables, los malcriados,
aquellos del ayer, éstos de hoy,
los que no callan,
los que no hablan,
los que no escuchan
y hasta los que no ven,
todos desprenden alguna mirada,
todos son capaces de hacer sentir,
y todos, absolutamente todos,
saben llorar."



No todas las lagrimas son liquidas. Hay lagrimas en las venas y que duro es no poder llorarlas! Tu poema exhibe gran sensibilidad y humanismo. Un abrazo, poeta. ERA

Encartador y sentido comentario me dejas.

Siempre es un placer tenerte cerca.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Bello, profundo y sensible despliegue querido amigo... un conmovedor recorrido nos regalas...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias.

Como siempre tu dulzura está a mi lado.

Un beso.