[tab=30]—o el tiempo miel—
se tambalea como velo de cebolla
tras la licorera sabia y vieja.
Desciende hasta la locura que espuma
[tab=30]—grano a grano—
sobre papel de estraza,
los versos de Pizarnik:
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay
Y junto al susurro melodioso
[tab=30]—el desmigar del silencio—
queda el brasero prieto
como rebanada de falsos besos,
el famoso ciprés de Silos
[tab=30]—inmortalizada en un papiro—
salvándola de la carcoma.
Excusa de hojalata adherida a la lente
de un viejo telescopio
[tab=30]—variable y vanidoso—
cuya aureola fue hallada de noche
en el suspiro insatisfecho
siempre dispuesto a escanciar
la bilis llena y amarilla
que riela la última copa de vino