Imprevisibles
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Alejandro Costa
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- Registrado: Dom, 13 Mar 2016 18:27
Imprevisibles
el firmamento, ungido,
a mis compañeros con sonrisas,
con miradas claras,
a la familia, radiante, feliz,
increíblemente hermosa.
Quiero creer ver el mar sereno,
los campos llenos de vegetación,
la ciudad resplandeciente,
con un sol esplendoroso,
con un ambiente infatigable,
decorado y adornado de paz,
de buenos gestos,
de personas,
seres humanos,
seres huma…
seres…
¡silencio!
Cierro los ojos y callo,
dibujo una estela de color blanco inmaculado,
y la mente la oscurece, la borra,
languidece y cambia el ritmo,
como un vulgar homicida
saja de golpe el sueño del alma
para reventar la ilusión del espejismo.
El tantas veces magistrado de la realidad,
el sentido común,
hurga entre los maremotos del cerebro,
con la intención de exprimirlo
de racional sus razones y ordenarlas.
Y es entonces, sumido en un trance,
con más lógica que ilusión,
cuando me pregunto y me contesto,
sin abogado, sin letrado, sin fiscal,
sin juicio, sin veredicto.
Primer trance
De verdad, ¿cómo somos?
¿Intransigentes? ¿depredadores?
¿amos? ¿prisioneros? ¿esclavos?
¿ridículos? ¿irascibles? ¿pacientes?
¿enamorados? ¿desapasionados?
llego a una simple conclusión…
… tan solo somos imprevisibles.
Segundo trance
Tantas veces me pregunto el motivo,
la razón por lo que sucedió,
pero tan solo dispongo del poder de mi mente,
esa, que perdida,
a veces decide quedarse en blanco.
Veo tantos motivos, como otros tantos me los anulan.
Busco una solución y estrecho la mano de la duda,
miro a un lado y tan solo veo caras serias,
para cruzar la mirada y ver labios esbozando sonrisas.
Si me giro, lágrimas se mecen en el columpio del drama,
y en el umbral de los anónimos,
tan solo se siente el olor de su presencia.
Imprevisibles.
Tercer trance
Me muevo por un mundo dislocado,
por momentos, a su capricho,
por los lugares más raros y oscuros,
y todo para seguir andando por el vaivén
eterno del desajuste y el misterio.
Si soy capaz de decir que sí,
habrá seguro alguien que un no le parezca más correcto,
otros que dispongan de la duda como respuesta,
habrá quien no comente nada
y hasta aquel que no muestre interés
y decida marchar.
Casi siempre, casi siempre,
se oirá una voz, solitaria, rotunda,
con dotes de personalidad
que dará una nueva pincelada al cuadro.
Es más que posible, que imprevisible.
Cuarto trance
Si me situara delante de vosotros,
de aquellos que la mente vistió para un discurso
con algún tipo de interés,
me escucharíais.
Unos guardarían silencio, otros compostura,
el de al lado te comentaría algo,
que en el mejor de los casos te parecería normal,
pero si el individuo es desconocido,
te preguntarías el motivo,
y tal vez lo ignoraras.
Es posible que alguien en tono mesurado
hiciera algún comentario;
es posible también que alguien llevara la contraria
con tono alterado,
capaz de mover el bullicio entre el resto de la tropa.
Nadie, incluido mi pensamiento lo prevé.
Imprevisibles, ¡sí! imprevisibles.
Quinto trance
¿Y si me girara y te preguntara a ti?
Es más que probable que el primer golpe de la mente
te hiciera preguntar, ¿Qué quiere este de mí?
y tu sorpresa te llevara a contestar entrecortado
y con cierta duda, hablaras.
Si me girara hacia el lado contrario,
si pidiera la opinión de aquel personaje que siempre
está ahí, pero ignorante de todo,
me miraría con ojos raros.
-No sé qué contestar-, pensaría molesto,
¿no tenía otro en quién fijarse?
Es posible que contestara con un simple,
¡estoy de acuerdo!
es posible que callara, -prefiero no hacer comentario alguno-,
y escondiera su cara como ladrón en la oscuridad.
Imprevisibles.
Sexto trance
Y si os preguntara a todos sobre éste,
absurdo, si queréis, pensamiento.
No habría lugar donde poder almacenar tanto pensamiento,
tanto comentario, externo, interno,
tanto rostro pensativo, interesante, risueño, indiferente,
locuaz, absurdo, y tantos y tantos adjetivos
que tan solo harán más que corroborar mis palabras,
tal vez torpes, tal vez interesantes,
pero que se definen en una solo vocablo:
imprevisible.
Séptimo trance
Pensarlo un momento, tan solo un instante,
¿creéis que todos pensaréis lo mismo?
Sabéis que no.
Nadie lo sabe, nadie es capaz de saberlo,
ni nosotros mismos somos capaces de saber qué haremos,
qué reacción tendremos.
Fin del trance
No le demos más vueltas,
somos humanos, tan solo humanos.
Simplemente imprevisibles.
¿No crees?
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
- Lunamar Solano
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Re: Imprevisibles
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy