F. Enrique escribió:Silencio ni azucena
de un dios que me consuele,
vivo para el recuerdo de lo que no he tenido;
he visitado cárceles,
hospitales, cuarteles,
he hablado con los locos, calmado a los perdidos,
pasado por los barrios donde habita la muerte
y entregado mi risa
al corazón vencido.
Y tú, que me dejaste el ritmo en la zozobra
y el alma desbocada,
con las dudas me abrigas,
amarras el silencio y el dolor aprisionas
para representarlos como una alondra herida
que canta cuando muere y en el llanto se ahoga.
Y tú que me arrancaste la luz de las farolas
me dejas con las sombras turbias de la Avenida..
Poesía que deja huella y despierta a las sombras
Magnífico poema, querido amigo
un abrazo fuerte