...Lo he guardado en la mente,
en un rincón sin confines,
como la humedad.
...Vuelco mi arte sin tapujos,
pude ser feliz contigo,
pero Dios me sedujo.
...No logro recordar en qué punto del camino me detuve a descansar.
Las hojas en otoño caen lacias y mustias,
color quizá castaño,
lo cierto es que te extraño.
...Soy un hombre sencillo,
tengo activas mis seis cuentas de Facebook
para que alguien me saque esta cara de libro.
...Ese alguien eres tú, o tú, o tú,
no me has traumatizado,
esto es mucho peor.
...Cualquier alguien me sobra,
Dios, maldigo tu Obra.
Antes de despertarme de este sueño,
debería saber si te he soñado.
Hoy en día cualquiera recita un pareado,
o se busca escribir sobre seguro,
o se aventuran a enseñarme cómo hacerlo.
...34 es mi edad, y más poesía a cuestas que una quema de libros.
Siempre fui verdadero e inconsciente, no cobarde, complaciente con suerte.
Tantas veces que aprieto lo que siento,
mi caparazón sale siempre ileso.
Lo ejecuto de forma sistemática.
Es pura matemática:
"Cuanto más te aproximas, más distancia genero."
"Eso me lo enseñó mi amor platónico".
Reconozco los miedos, no los medios.
Sin mi literatura y enseñanzas no sabría ni usar el abrefácil.
Sin mi literatura y enseñanzas no estaría ni aquí, ni allá, ni dentro.
Y cada vez más fuera, las preguntas se esfuman.
"¿Qué cojones le hago si prefiero tenerlo todo claro?"
¿Amor?
Nadie puede entender de lo que hablo.
