Pasan. (Asiento de ventanilla)
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Jerónimo Muñoz
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Pasan. (Asiento de ventanilla)
Van pasando las cosas, pero no: soy yo quien paso. Sin embargo, yo me percibo quieto, son ellas, las cosas, las que se mueven, pasan, sí. Pasan los rostros fruncidos de los acantilados pequeños; pasan las nieves, sucias y sudorosas; pasan ubres de tocino o sílex, de tamaño descomunal; pasan los arrabales dormidos en el opio. Un niño de dos años llora su mala suerte. Ese no pasa. Está tres asientos más allá en el regazo de su madre. No puedo fumar. ¡Malditos políticos! Pasan los relojes de pulsera, los cuerpos de guardia, los inodoros desportillados, un palacio obispal. ¿Nadie tiene una copa de brandy? ¡Qué calor! Me quito el jersey que, por un tiempo interminable se me queda trabado en la cabeza y solo veo una muerte azul. ¡Quiero salir de aquí! ¡Uf! Ya está. Y miro, y sigo viendo pasar las cosas. Estatuas de yeso, celulitis pretendidamente lujuriantes, poetas con sombreros imprescindibles, un ingeniero armado con sus pastillas de ayer. ¡Qué asco! Quiero fumar. Una hoguera de jilgueros enturbia el aire con su humareda albiroja, pero resisto. El niño se ha dormido. Quizás no despierte nunca. Es la vida. Pasan las liebres atadas a sus colas, las octogenarias con sus rosarios. El mar no se ve. Noto un aroma de secreciones varias. Los fornicadores no cesan en su afán de prolongación y hay gorriones sobre los cables eléctricos. Pasan, pasan, paso yo. Me sacude un señor con barba: ¡Final de trayecto! Creo que me dormí. Ya despierto, veo que mi asiento de ventanilla es el asiento de la terraza de un bar y el señor con barba es un camarero que me da la cuenta. Pero han pasado cosas por delante de mi asiento. Y personas. Bueno, solo cosas pues las personas son solo cosas por más que vociferen que no los cobardes. Han pasado cosas, sí, aunque no sé bien si los acantilados y los palacios eran tranvías, o si los relojes de pulsera eran sujetadores de un solo uso, o si las celulitis y las ubres eran camas de hospital. ¿Serían mirlos los jilgueros albirojos? ¿Serían heroinómanos las liebres? ¿Serían estatuas los poetas? ¡Yo qué sé! ¿Dónde está el mar?
Demóstenes
- J. J. Martínez Ferreiro
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Y para nada veo plagio o algo que se le parezca con la Estación de "Balcones fugaces". Hay trenes, nada más ni nada menos. Pero trenes los hay en todas partes, y ojalá hubiera aún más

Nos vemos el viernes.
Tengo muchas ganas de darte un muy fuerte abrazo y espero fumar un delicioso habano contigo.
- Marius Gabureanu
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Van pasando las cosas, pero no:
soy yo quien paso. Sin embargo
yo me percibo quieto, son ellas,
las cosas, las que se mueven, pasan, sí.
Pasan los rostros fruncidos de los acantilados pequeños;
pasan las nieves, sucias y sudorosas; pasan ubres de tocino o sílex
de tamaño descomunal;
pasan los arrabales dormidos en el opio.
Un niño de dos años llora su mala suerte.
Ese no pasa. Está tres asientos más allá
en el regazo de su madre.
No puedo fumar. ¡Malditos políticos! Pasan los relojes de pulsera
los cuerpos de guardia, los inodoros desportillados,
un palacio obispal. ¿Nadie tiene una copa de brandy? ¡Qué calor!
Me quito el jersey que, por un tiempo interminable se me queda trabado en la cabeza y solo
veo una muerte azul.
¡Quiero salir de aquí! ¡Uf! Ya está. Y miro,
y sigo viendo pasar las cosas.
Estatuas de yeso, celulitis pretendidamente lujuriantes, poetas con sombreros imprescindibles, un ingeniero armado
con sus pastillas de ayer.
¡Qué asco! Quiero fumar. Una hoguera de jilgueros enturbia el aire con su humareda albiroja,
pero resisto. El niño se ha dormido. Quizás no despierte nunca.
Es la vida. Pasan las liebres atadas a sus colas, las octogenarias con sus rosarios. El mar no se ve.
Noto un aroma de secreciones varias. Los fornicadores no cesan en su afán de prolongación
y hay gorriones sobre los cables eléctricos. Pasan, pasan,
paso yo. Me sacude un señor con barba: ¡Final de trayecto!
Creo que me dormí. Ya despierto, veo que mi asiento
de ventanilla
es el asiento de la terraza de un bar
y el señor con barba es un camarero que me da la cuenta.
Pero han pasado cosas por delante de mi asiento.
Y personas. Bueno, solo cosas pues las personas son solo cosas por más
que vociferen que no los cobardes. Han pasado cosas, sí, aunque no sé bien
si los acantilados y los palacios eran tranvías,
o si los relojes de pulsera eran sujetadores de un solo uso,
o si las celulitis y las ubres eran camas de hospital.
¿Serían mirlos los jilgueros albirojos? ¿Serían heroinómanos las liebres?
¿Serían estatuas los poetas? ¡Yo qué sé!
¿Dónde está el mar?
Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Bueno, que me lío, sólo que me encantó el poema, que no pierde nada convertido en prosa. Felicidades.
Abrazos
Pilar
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- Registrado: Dom, 11 May 2008 20:04
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Me ha gustado mucho, Jerónimo. Todo pasa en medio de todo, la nada en nada interrumpe el ritmo o el ruido incesante del viaje de la vida. Es un poema de urgencias y de extremos, si embargo ocurre a la velocidad y proyección de una dada escena. Excelente! ERAJerónimo Muñoz escribió:PASAN. (ASIENTO DE VENTANILLA)
Van pasando las cosas, pero no: soy yo quien paso. Sin embargo, yo me percibo quieto, son ellas, las cosas, las que se mueven, pasan, sí. Pasan los rostros fruncidos de los acantilados pequeños; pasan las nieves, sucias y sudorosas; pasan ubres de tocino o sílex, de tamaño descomunal; pasan los arrabales dormidos en el opio. Un niño de dos años llora su mala suerte. Ese no pasa. Está tres asientos más allá en el regazo de su madre. No puedo fumar. ¡Malditos políticos! Pasan los relojes de pulsera, los cuerpos de guardia, los inodoros desportillados, un palacio obispal. ¿Nadie tiene una copa de brandy? ¡Qué calor! Me quito el jersey que, por un tiempo interminable se me queda trabado en la cabeza y solo veo una muerte azul. ¡Quiero salir de aquí! ¡Uf! Ya está. Y miro, y sigo viendo pasar las cosas. Estatuas de yeso, celulitis pretendidamente lujuriantes, poetas con sombreros imprescindibles, un ingeniero armado con sus pastillas de ayer. ¡Qué asco! Quiero fumar. Una hoguera de jilgueros enturbia el aire con su humareda albiroja, pero resisto. El niño se ha dormido. Quizás no despierte nunca. Es la vida. Pasan las liebres atadas a sus colas, las octogenarias con sus rosarios. El mar no se ve. Noto un aroma de secreciones varias. Los fornicadores no cesan en su afán de prolongación y hay gorriones sobre los cables eléctricos. Pasan, pasan, paso yo. Me sacude un señor con barba: ¡Final de trayecto! Creo que me dormí. Ya despierto, veo que mi asiento de ventanilla es el asiento de la terraza de un bar y el señor con barba es un camarero que me da la cuenta. Pero han pasado cosas por delante de mi asiento. Y personas. Bueno, solo cosas pues las personas son solo cosas por más que vociferen que no los cobardes. Han pasado cosas, sí, aunque no sé bien si los acantilados y los palacios eran tranvías, o si los relojes de pulsera eran sujetadores de un solo uso, o si las celulitis y las ubres eran camas de hospital. ¿Serían mirlos los jilgueros albirojos? ¿Serían heroinómanos las liebres? ¿Serían estatuas los poetas? ¡Yo qué sé! ¿Dónde está el mar?
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Jerónimo Muñoz escribió:PASAN. (ASIENTO DE VENTANILLA)
Van pasando las cosas, pero no: soy yo quien paso. Sin embargo, yo me percibo quieto, son ellas, las cosas, las que se mueven, pasan, sí. Pasan los rostros fruncidos de los acantilados pequeños; pasan las nieves, sucias y sudorosas; pasan ubres de tocino o sílex, de tamaño descomunal; pasan los arrabales dormidos en el opio. Un niño de dos años llora su mala suerte. Ese no pasa. Está tres asientos más allá en el regazo de su madre. No puedo fumar. ¡Malditos políticos! Pasan los relojes de pulsera, los cuerpos de guardia, los inodoros desportillados, un palacio obispal. ¿Nadie tiene una copa de brandy? ¡Qué calor! Me quito el jersey que, por un tiempo interminable se me queda trabado en la cabeza y solo veo una muerte azul. ¡Quiero salir de aquí! ¡Uf! Ya está. Y miro, y sigo viendo pasar las cosas. Estatuas de yeso, celulitis pretendidamente lujuriantes, poetas con sombreros imprescindibles, un ingeniero armado con sus pastillas de ayer. ¡Qué asco! Quiero fumar. Una hoguera de jilgueros enturbia el aire con su humareda albiroja, pero resisto. El niño se ha dormido. Quizás no despierte nunca. Es la vida. Pasan las liebres atadas a sus colas, las octogenarias con sus rosarios. El mar no se ve. Noto un aroma de secreciones varias. Los fornicadores no cesan en su afán de prolongación y hay gorriones sobre los cables eléctricos. Pasan, pasan, paso yo. Me sacude un señor con barba: ¡Final de trayecto! Creo que me dormí. Ya despierto, veo que mi asiento de ventanilla es el asiento de la terraza de un bar y el señor con barba es un camarero que me da la cuenta. Pero han pasado cosas por delante de mi asiento. Y personas. Bueno, solo cosas pues las personas son solo cosas por más que vociferen que no los cobardes. Han pasado cosas, sí, aunque no sé bien si los acantilados y los palacios eran tranvías, o si los relojes de pulsera eran sujetadores de un solo uso, o si las celulitis y las ubres eran camas de hospital. ¿Serían mirlos los jilgueros albirojos? ¿Serían heroinómanos las liebres? ¿Serían estatuas los poetas? ¡Yo qué sé! ¿Dónde está el mar?
¿Qué decir cuando una se cruza con un trabajo de esta inmensidad?
Lo primero es la gama de emocionen que saltan entre pecho y espalda, el tálamo se conmociona, se infiltra y ya no sentimos soledad. Desde la inmersión en tu poema ya no existe la soledad. Es impagable esta sustanciación que pasa sus finos dedos por la noción de viaje y movimiento.Es un poema que enciende la voluntad, recoge el canto, engendra hálitos de expresión suprahumana.
Me ha emocionado tanto, amigo del alma, tanto.
Beso grande.
"Sé con el bueno como una suave seda
porque sí, es lo correcto;
con el vil sé la daga, la tempestad, la piedra
porque el que al perverso deja paso
es responsable de sus futuras víctimas."
Sé, de Lisandro Sánchez
- Óscar Distéfano
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Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Un abrazo.
Óscar
http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
- Ana García
- Mensajes: 3729
- Registrado: Lun, 08 Abr 2019 22:58
Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
Impresiona el final:
Han pasado cosas, sí, aunque no sé bien si los acantilados y los palacios eran tranvías, o si los relojes de pulsera eran sujetadores de un solo uso, o si las celulitis y las ubres eran camas de hospital. ¿Serían mirlos los jilgueros albirojos? ¿Serían heroinómanos las liebres? ¿Serían estatuas los poetas? ¡Yo qué sé! ¿Dónde está el mar?
Muy bueno, te felicito.
Un abrazo.
Re: Pasan. (Asiento de ventanilla)
" ¡Yo qué sé! ¿Dónde está el mar?"
Mis felicitaciones, Jerónimo. Un abrazo amigo.