Tercera estación: Jesús es condenado por el sanedrín
(Miguel Hernández, El rayo que no cesa)
Válgannos las palabras del testigo.
Pretendes construir, vil enemigo,
sobre nuestro montaje derribado.
Donde se dijo «dice» dices «digo».
¿Quién te autoriza, di; quién te ha enviado?
¿Quién eres, que ahora callas, tan osado?
Deudor de muerte y reo de castigo.
Por incendiar el mundo en viva llama
y alcanzarnos relámpagos astrales
furia de cielo contra ti acomete.
Furia de cielo y pueblo que reclama
su colación de verdes pedernales.
¡Maldito hasta setenta veces siete!