
Hoy sueño con esfinges enterradas.
Nunca enciendo una vela, ni apago a voluntad este llanto indeleble.
No molesto. No quiero molestarte.
Mientras empuño mares entre mis labios.
Me deslizo hacia abismos que no quiero volar.
Hacia abajo, hacia arriba, dedos en un teclado.
Me miro en un espejo que no sabe mirarme.
Camino entre personas. Y dejo rastro a drede en mis recuerdos.
Como un baúl abriéndose, con chirridos de lágrimas.
Aparento saber, como un encerado.
En mi vida, quizá, ese romanticismo que no importa.
¿Tengo algo de ti que tú no sepas?
¿Tienes algo de mí que yo no sepa?