Macedonio Tracel escribió:Encontré unas copas que atesora mi madre infinitamente
más delicadas que las que yo he usado en todos estos años.
Le quedan 2, las demás se han roto y no me atrevo a tocarlas.
Están en el bargueño, en un amontonamiento siempre transparente
acorde con sus huesos, la carne se ha ido y brillan como una
tarde tibia de lluvia y numerosa. Puedo ver finales en todas estas
cosas bien guardadas, en los sillones, los platos. Mis articulaciones
también están doloridas. La pantalla de la lámpara desde siempre
me pareció un sudario. Redunda y sé que hay también una bolsa
con lavanda que los años no llegarán a esconder. Mi madre ya no baila,
nunca bailó, se inventa unas filigranas con sus bolsas de plástico con
blisters de remedios. Como un ave nocturna hurga en la penumbra
de su decantación. Mientras más escribo, más me cuesta respirar.
Una trompeta me sostiene en esta cadencia hasta que un piano se
atreve a aparecer. La gente de la lámpara aceptó rozarse entre
una luz de manteca. La grabación mantiene el estilo desde una fritura
constante y la persuasión que habita en los discos de 33. Mi madre
baila lo que nunca bailó. Es una pregunta quieta y liviana.
Ha despejado los huesos, los gestos,
las vergüenzas.
Conmovedor y absolutamente bello. Me gusta mucho tu estilo. Abrazos, ERA