Luis M. escribió:`
Los niños que odiaban los cuentos
usan hoy magias a cuadros
a juego con el áspero dragón de su niñez.
Cuando perdidos siguen el rastro de cuentos chinos
sin miga de vuelta atrás.
Tan gato de piso ellos. tan yetis de parque.
Tan delfines y leones tramoyistas (a jornada
completa). Ellos, tan duendes galliflojos,
tan conejos tuercenaipes, tan orcos picalunas.
Tan alérgicos al rock...
Alas de mariposa seca y huesos por libre
cuelgan en la pared de sus habitaciones secretas
Un dos, tic tac, un dos, tic tac...
sus latidos de percusión desfilan
al croar de ranas perennes
y desencantadas. Enanos grandes
tras manzanas tóxicas
hipotecadas al árbol de los ojos hundidos.
Y sueñan, sueñan
Al son
Al sol de
banderas impermeables al viento, reinos piramidales
o brujas herederas de un holding de escobas.
Los niños que odiaban los cuentos cazan hoy ballenas invisibles
con su puntiagudo corazón de estalagmita.
Y son ese pirata frígido
y desfasado detrás del espejo,
y tienen raptor-abuelas con la boca enorme
(llena de amarronados colmillos)
y siguen apostando
por la industria cárnica del unicornio.
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Me ha parecido muy interesante, Luis. Es un poema para reflexionar, si se quiere en el efecto literal de la fantasía infantil, su necesario juego para abrirse paso en un mundo lleno de ojos, de bocas, de inacción y de acciones rutinarias. La aventura y la locura siempre en un desorden necesario. Por otro lado, esa es la psicología popular, te crees héroe, o te crees villano? que aires tienes de princesa o de una vixen con fusta en mano? La fantasía juega de otras formas en los adultos todavía sin cuestionar, como lo haces tu impactante poema, sin cuestionar la gran aventura de la bella mente. Abrazos, ERA