
El deber es supervivencia.
No es lo que se hace, ni siquiera cómo me siento.
Ambas son cosas que no existen.
debo ser el extraño en todas partes
-todo esto esto sin sacarme la chola del ombligo-.
No es cuestión, no, de patria, ni de raza,
debo ser el extraño a quien todos le tratan diferente.
-----------------------------------------------------------------------------
Muchas veces, muchísimas, me he dejado las tripas en mis textos.
Debe ser que se visten las muy putas antes de que las plasme -para mí un descalabre-.
Ricardo, Ricardito, vamos a ver, me digo.
¿Ver el que? no confío en tus palabras. Yo tampoco, menuda novedad.
Os he proporcionado ese libre albedrío que queríais, ¿no?
¿Cuál es, entonces, el puto problema?
Mírate, ni por dentro ni por fuera.
Mierda, ahora la voz de mi poética.
-----------------------------------------------------------------------------
Abstraído, jodido -sí, pero muy contento-.
Letras, manos, poemas.
Putos pájaros, siempre en mi cabeza.
¿Dónde cagarán?
¿Mis líneas?
No.
Esas son infalibles, las mejores.
Nadie va a confesarlo, tampoco yo soy cura.
Debo ser el extraño.
Y no puedo, joder, dar lo que no tengo.
-----------------------------------------------------------------------------
Posesiones aparte, me inunda un gran vacío.
No es la típica duda existencial.
Mis textos me recuerdan una cosa:
No puedo complacer a todo el mundo.
Debo ser el extraño.
¿Para quién mis poemas son fruto de una mente perturbada?
Y es entonces, que duele, quema, arde.
Debo ser el extraño.
Cuesta tanto aliviarme como ser uno más.
-----------------------------------------------------------------------------
Sí, claro, me han descrito con cumplidos.
Alguna vez, incluso sin poesía.
Esos años de ruinas, drogas y palizas.
Ya quedaron atr´´as.
En un primer momento, elegí continuar escribiendo hacia dios.
No sentía de veras, calor humano, amor, o una amistad.
Sigo sin verlo, extraño, extraño, extraño.
-----------------------------------------------------------------------------
No echo nada de menos, tampoco desperdicio el chance de escribir.
Puedo hablar, conversar, charlar, decir, lo mismito que el viento se llevó.
No me acuerdo de nada, nada bueno.
¿Quizá tú me hayas hecho cambiar de tema?
Sigue siendo lo mismo, mi escritura, pero con salvedades -o sin ellas-.
No levanto pasiones.
¡Si existieran poemas de -¿sinsentidos?-!